Ejemplar de lechuza común.

Siempre que se habla de fauna y flora uno siempre tiene la inercia de pensar en sitios vírgenes o al menos bien conservados, amplios prados, frondosos bosques o marismas repletas de vida, entre otros ecosistemas. Sin embargo, como ya mencioné en el pasado artículo dedicado a la fauna invasora, hay que pensar en el ser humano como un factor más dentro de la transformación del medio; ya que nuestra especie, más que ninguna, es capaz de alterar el medio y crear uno hecho a su medida, y a la de sus más fieles “seguidores” y parásitos. La creación de parques facilita la llegada de aves y especies arborícolas que de otro modo no tendrían donde vivir; el alcantarillado es otro lugar donde habitan muchas especies, sobre todo de insectos y roedores. Incluso los hogares nuestros son habitados por algunas especies que apenas podemos percibir por su discreción. Tan solo el cemento o el asfalto (pelado, sin árboles cerca) hacen huir a toda vida. Algunas especies son domésticas como es el caso de los gatos o perros callejeros o las propias palomas urbanas, descendientes de las bravías. Otros como los gorriones, golondrinas o vencejos son, simplemente, humanófilos, y siguen al ser humano por donde va. Si éste desapareciera, la población de los pajarillos mencionados bajaría bruscamente.

Sin embargo, y olvidando la fauna más común, nuestra ciudad también cuenta con otras especies, algunas espectaculares, y de gran envergadura, que habitan nuestras calles, plazas y parques. Muchas aprovechan edificaciones viejas o abandonadas para nidificar en algún hueco, y otras aprovechan los parques y arboledas. Para muchos aficionados a la fauna y a la ornitología no les supondrá nada nuevo las especies que voy a describir aquí, pero seguro que para muchos profanos en la materia supondrá alguna que otra sorpresa. Por otro lado, seguramente me olvide de muchas, y otras, prefiera dejarlas fuera de la lista. He tenido que hacer una selección, porque si no el propio artículo sería demasiado largo para mi gusto. Ahí van algunas especies que nos acompañan en nuestra ciudad, ya sea de paso, o como habitantes fijos:

Lechuza común (Tyto Alba): Comienzo por una de mis favoritas, y la más espectacular para mi gusto. Su observación en la noche resulta llamativa sin uno darse cuenta de su presencia, pues como un fantasma, vuela en el más absoluto silencio y con una bella silueta blanca que destaca en la oscuridad. Aunque no es escasa, hay saber donde encontrarla, y tener suerte para verla, ya que como buena predadora es muy discreta. Yo la he podido observar entre el Parque y el Observatorio, buscando algún roedor con el que alimentarse.

Ejemplar de hembra de cernícalo primilla.

Cernícalo Primilla (Falco Naumanni): Para muchos lectores la presencia de pequeños halcones, del tamaño de una paloma, en la ciudad puede resultar una sorpresa, pero sin embargo, la Primilla es un ave que busca precisamente la cercanía del ser humano, y las construcciones donde anidar; con que haya algún hueco o refugio en algún edificio le sirve. El mismo edificio, si es alto, le servirá de atalaya donde buscar presas, tanto aves, como roedores. Y si no volará por las distintas calles, plazas o jardines, para cernirse (de ahí su nombre), quedándose inmóvil, salvo un rápido movimiento de alas, en pleno vuelo hasta dar con una presa.

Cigüeña Común (Ciconia Ciconia): Tal vez una de las aves más comunes y más espectaculares de nuestras localidades, en nuestra ciudad es bastante frecuente, creciendo bastante la población en los últimos años, ahora anida en lugares en los que antes era impensable. También ha modificado sus hábitos, pues antes era especie migradora y cazadora, ahora frecuenta los vertederos, por lo cual se ha vuelto sedentaria, ya que dispone de alimento todo el año. Muy fácil de observar por el centro en las torres y campanarios de las iglesias, así como árboles (palmeras muertas por el picudo rojo, como ocurre en la calle Manuel Roldán), y algunas azoteas. Pero donde se encuentra la colonia más amplia es en la zona militar, concretamente entre las torres eléctricas existentes entre la Escuela de Suboficiales y el TEAR.

Mirlo Común (Turdus Merula): Otro triunfador en los últimos años, el mirlo común ha visto como sus poblaciones han crecido exponencialmente los últimos años, y es que si antes eran poco comunes de ver, ahora ocupan todos los rincones posibles de nuestra ciudad. 

Estorninos (Sturnus Ssp.): En la Península Ibérica, hay dos clases de estorninos: el pinto, procedente del norte de Europa y que inverna en masa en nuestras latitudes, sobre todo en las ciudades. Y el negro, que por el contrario tiene carácter estival, y que también gusta de las áreas humanizadas. Dichas aves suelen ser más oídas que vistas en San Fernando y Cádiz, y se esconden bajo frondosas copas de árboles, como pudiera ser un Ficus, donde al atardecer suelen formar un ruido ensordecedor con el canto de centenares de aves. Habita sobre todo en jardines.

Perdiz Roja (Alectoris Rufa): No es realmente una especie urbana, y seguramente haya causado sorpresa en el lector la inclusión de dicha ave en la fauna de nuestra ciudad. Sin embargo, no son difíciles de ver en terrenos externos de la ciudad, como sucede con el parque del Cerro de los Mártires, donde es posible observarla junto a algunos conejos (Oryctolagus Cuniculus). En otros lugares más urbanos también es posible verlas, como sucede en los alrededores de la Junta de Deportes de Armada, e incluso dentro de la misma, donde puede verse con sus perdigones.

Cigüeña en su nido.

Tórtola Turca (Streptopelia Decaocto): Una de las últimas en llegar a nuestra fauna, ya que se incorporó de forma natural a finales de los años noventa, debido a la expansión que tuvo a lo largo de dicha década por Europa, llegando a España vía Cataluña. Una de las más abundantes columbiformes que hay en nuestra localidad, compartiendo nicho con su pariente la paloma doméstica.

Urraca (Pica Pica): Tal vez la última incorporación en nuestra fauna local, ha llegado a principios de ésta década a causa de la expansión procedente de Doñana y Huelva, donde son bastante abundantes. Aquí todavía sin ser escasas, tampoco es que se encuentren por doquier; aún así, cada vez son más fáciles de ver. Sobre todo en los arbolados y parques más exteriores de la ciudad, como sucede con el del Cerro de los Mártires, o en las zonas de La Casería y Bahía Sur.

Gaviotas (Larus Ssp.): Aunque no son urbanas, la sobreabundancia de algunas especies como la Patiamarilla (L. Michahellis) ha hecho que aunque realmente, sólo acudan a la ciudad a buscar algo con lo que alimentarse, a la vista de los restos que los humanos dejamos, debe ser copiosa la comida. Utilizan sus dormideros en las marismas y esteros del parque natural.

Roedores no deseados (ratas y ratones): Por último, no podían faltar los más abundantes mamíferos de los medios antropizados, y que además, forman parte de la base alimenticia de muchas especies urbanas, como sucede con la Primilla o la Lechuza. En las ciudades, y en San Fernando viven el Ratón Doméstico (Mus musculus/ domesticus) y la Rata Gris (Rattus Norvegicus), que son las especies urbanas, de hecho, las he destacado más como curiosidad histórica que como natural, pues aunque pensemos que las ratas llevan acompañándonos desde siempre realmente no es así, la primera en llegar a Europa fue la Rata Negra (Rattus Rattus) en la Edad Media, la cual fue la que trajo la peste bubónica a Europa, a consecuencia de una pulga que parasita a dicho animal y que era portadora de dicho mal. La entrada de la Rata Gris en Europa, procedente también de Asia, desplazó las poblaciones de la negra hacia el campo (por eso son conocidas hoy como ratas de campo o de ciudad, respectivamente), llevándose con ello la peste bubónica, pero trayendo a cambio otras enfermedades como la leptospirosis.