Publicado el: Mié, 4 Nov, 2015
Opinión

Espectáculos de la naturaleza

Zona de Puerto de Galiz en Los Alcornocales, zona de berrea.

Zona de Puerto de Galiz en Los Alcornocales, zona de berrea.

Ya es otoño, y en el mundo mediterráneo, a diferencia del oceánico o el boreal, la marcha del estío supone un respiro, y el comienzo de la vida en los distintos ecosistemas. Implica la llegada de miles de aves del norte, el resurgir del verdor en la vegetación, la resurrección de los sistemas endorreicos al más puro estilo Ave Fénix, y la llegada de una segunda primavera en los rincones más meridionales del Mare Nostrum y zonas aledañas, donde vuelven a brotar algunas flores tardías y apuran los insectos antes de la llegada del invierno. A diferencia de otros climas, donde la estación dura es el invierno, en el mediterráneo su época crítica es la plena canícula, en la que la naturaleza parece dormitar al sonido de las chicharras, como una siesta, hasta la llegada de los primeros frescores, rocíos y precipitaciones. No obstante, hay árboles como los quejigos o los álamos que empiezan a colorear el paisaje antes de perder sus hojas de cara al invierno.

Correlimos en la orilla.

Correlimos en la orilla.

El otoño, es junto con la primavera, la época de los mayores espectáculos naturales como la berrea de los distintos cérvidos, o las migraciones de las aves. Por suerte, vivimos en una tierra privilegiada para observar estos dos últimos espectáculos;los bosques de la zona oriental de la provincia de Cádiz tienen rincones excelentes para la observación de la lucha entre los cérvidos; y en las cercanías del Estrecho para el avistamiento de miles, y miles de aves. Nuestro parque natural es, precisamente, uno de los descansaderos para muchas migratorias, como la cigüeña negra. También, como todos sabemos, es lugar de invernada para muchas aves. En estos días se puede observar el ascenso en busca de las corrientes térmicas, de muchas grandes aves, destacando por cantidad y tamaño, las cigüeñas blancas o comunes. Ya en agosto, empezaron a emigrar las espátulas, los vencejos y las golondrinas; y llegaron los primeros correlimos a las playas.

Variedad y abundancia de aves (espátulas, garcetas...) en la primavera de 2.009 en un estero de Camposoto.

Variedad y abundancia de aves en la primavera de 2009, estero de Camposoto.

Pronto, con los fríos, llegarán los cormoranes y los ánades invernantes.  Y muchos de ellos, se mueven en grandes bandadas que adornan el cielo en forma de V, o dando vueltas en círculos ascendentes en busca de las corrientes térmicas que les servirán para planear sin esfuerzo durante kilómetros. Todos son espectáculos de la naturaleza, ahora en otoño, que se nos brinda gratuitamente a poco que nos salgamos de la ciudad, incluso en ocasiones, desde mi propio balcón he podido ver, en las frías mañanas de invierno, como puntualmente a una determinada hora pasaban siempre una bandada de cormoranes. O desde la autovía, o desde la Ronda del Estero, donde algunas aves como los flamencos parecen tener cada vez más descaro en acercarse al ser humano. En San Fernando tenemos ese privilegio, a un cuarto de hora (o menos) de donde nos encontremos, hay una zona del parque natural rica en fauna y flora, que nos permitirá disfrutar de un aire limpio, y de una paz que al principio se nos muestra extraña. Al fondo, veremos nuestra ciudad, con su ruido y su estrés, mientras nosotros disfrutamos del silencio, sólo roto por el viento de turno, el canto del buitrón, de alguna gaviota o la cigüeñuela. Pero no solo el otoño se nos manifiesta espléndido, el invierno y su intempestiva estampa, la primavera y la alegría de los ejemplares recién nacidos que corretean y chapotean tras su madre, o el verano y la caza en picado, cual kamikaze, de los charrancitos, junto a unos bañistas que mayoritariamente ignoran cuanto ocurre a su lado.

Zona del Estrecho, antes de ser parque natural, ya era un lugar pionero en el turismo ornitológico.

Zona del Estrecho, antes de ser Parque Natural ya era un lugar pionero en el turismo ornitológico.

Al igual que muchos de esos bañistas, son numerosas las personas que van a hacer senderismo rápido sin reparar lo que hay a su alrededor, simplemente andar para acabar un camino.Sin embargo, realmente, la esencia del senderismo, aunque no se termine una ruta, es la de observar la majestuosidad, muchas veces humilde, de los espectáculos naturales que tenemos alrededor. No crean que eso no es negocio, empecé el artículo con la berrea de los ciervos, y en la Sierra ya se dieron cuenta hace años, que la gente acude a observar dicho ritual, dejando dinero en bares, ventas, hoteles, etc… Otras ciudades, como Tarifa, como punta privilegiada, donde todas las aves migratorias van a cruzar el Estrecho, también han sabido atraer a un público amante de las aves todos los otoños y primaveras, desde hace ya, mucho tiempo. San Fernando, aunque no lo veamos, tiene esa ventaja también, y puede ganar dinero con las aves que utilizan como descansadero nuestras marismas, justo antes de partir hacia África. Lo mejor,  sin duda, es que la propia Junta de Andalucía ha apostado por nuestra ciudad en éste sentido, con la implantación del propio Centro de Interpretación, el Jardín Botánico asociado al espacio, y la propia guardería del parque en nuestra localidad.

Senderistas observando a flamencos rosas en el río Arillo. Lo que demuestra que nuestra parque natural garantiza estampas inigualables.

Senderistas observando flamencos rosas en Río Arillo.

Es algo que debemos aprovechar en nuestro beneficio, no es que sea la panacea a nuestros problemas de desempleo, pero es mucho más aprovechable, y con menos impacto, que el turismo de sol y playa que muchos pretenden para Camposoto. Pues, para empezar, no hay una marcada estacionalidad, sino que éste es un turismo de baja inversión, y en el que los amantes de la naturaleza, aunque especialmente sigan las migraciones, también vienen y valoran lo existente en otras estaciones. Nosotros mismos, urbanitas en su mayoría, descansamos la sobremesa con un documental de TVE 2, en el que se pueden ver las migraciones de los grandes mamíferos de África, las ballenas, los osos polares de Churchill o los salmones del Gran Norte entre otros, y que son seguidos por miles de personas, que anualmente, peregrinan hacia dichas tierras como turistas. Espectáculos que nos atraen, sin duda, y que si algún día se tercia, a uno le gustaría observar in situ. Pero mientras tanto, no tenemos nada que envidiar al resto, y a unos minutos de casa, dando un paseo, y respirando la brisa salina, podemos observar los grandes espectáculos que nos brinda la naturaleza generosa de nuestra tierra. Y para colmo barato, que es lo mejor…

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