Publicado el: Dom, 31 Ene, 2016
Opinión

Coplas por y para el pueblo

Comparsa Caleta 1980.

Comparsa Caleta 1980.

He querido esperar un poco. No podía hacer esta columna sin antes tener algún argumento. Por desgracia y salvando algunos casos, vuelvo a ver como las coplas cada vez se alejan más de los verdaderos protagonistas, que no son más que la gente de Cádiz.

Una vez más, y son ya unos cuantos años, los autores se empeñan en que sus repertorios se entiendan perfectamente más allá de despeña perros hacia arriba, que aquí mismo. Se pierden en piropos vacíos de contenido, hacia la maravillosa y trimilenária tacita de plata, que por otro lado y curiosamente, se desangra con el tiempo, en forma de paro y migración de juventud harta, de estar harta y padres de familia desahuciados. Los más recurrentes piropean a la mujer gaditana, radiante y salerosa y que irrumpe con fuerza en este mundo del carnaval, y no serían capaces de que una formara parte de su grupo. Me pregunto, donde quedaron las coplas que narraban un año de vivencias de los gaditanos, sus penas, alegrías, sus luchas por la dignidad y el trabajo, donde quedó, la copla al pescador, al que vendía marisco, al patio vecino, a los que allí compartían penas, alegrías y un puchero o un potajito. A la huelga de aeronáutica o de astilleros. Un carnaval mucho menos glamuroso y como se llama de un tiempo acá localista. Precisamente bajo mi punto de vista, ese es el fallo, no hacer del carnaval la poderosa herramienta que manejamos, para defender una tierra necesitada, unas personas más necesitadas aún, y un concurso que se ahoga cada vez más, en temas muy de concurso pero faltos de la esencia pura de esta fiesta.

Será quizás, porque yendo las otras noches para el ensayo, paré en el semáforo de los sindicatos, y allí había unos cuantos padres de familias exdelphis, con sus pancartas y sus ataúdes de cartón, reclamando dignidad. Como una ironía del destino, al viento de la mar que había, se le unió una fina cortina de lluvia, para recordarles bien lo cruel que puede ser todo. Curiosamente llevaba la radio puesta y un grupo cantaba una letra donde todo era belleza y enamoramiento  de Cádiz. Al  regresar mi mente al semáforo, inconscientemente afloraban a mis labios una cuarteta que decía más o menos:

   Hay mare deje que vaya a combatir por mi gente bendiga un pito de caña

   Pa luchar con los de siempre. Y no llore sino vuelvo ponga flores en la plaza

   Cada calle es un cuartel, cada plaza es un deber,

   Purpurina fuego en cada esquina Arde Cádiz otra vez

 

Recordándome que las coplas deben ser por y para el pueblo.

Sobre el autor

- El circo de la vida, a mi me enseño, que las penas se olvidan con buen humor y que el tiempo que perdemos no es recuperable.

Mostrando 2 comentarios
  1. LA COMPUERTA DEL ESTERO dice:

    VERDAD, DE LA BUENA.

    SI EL CARNAVAL ES EL DIARIO HABLADO DE UN PUEBLO, ME PREGUNTO, PORQUÉ LOS AUTORES, TIRAN DE LO FACIL PÌROPEANDO SIEMPRE LO MISMO, Y NO DAN ESE PASO ADELANTE, PARA SACAR LAS MISERIAS EN LA QUE ESTAMOS METIDO. (metiendo el dedo en la llaga )

  2. carmen maria dice:

    Como tú pensamos muchos aficionados, yo personalmente no puntuaría esas letras inútiles que se escriben los autores en sus egocéntricas guerrillas.Un Diez!

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