Publicado el: Jue, 14 Abr, 2016
Opinión

(XIV.I) La Isla y las Hermandades del Jueves Santo

La extremada belleza de Ntra Sra de la Paz.

La extremada belleza de Ntra Sra de la Paz.

… Viene del artículo anterior… Es una autentica pena que esta Virgen, extremadamente bella y hermosa sea poco conocida excepto en su barrio y de aquellos que se acercan a su Iglesia exclusivamente  no sólo a conocerla y a contemplar sus lindos ojos, que a diferencia de otras dolorosas son claros  e igualmente expresan su dolor, sino también los que llegan a contemplar la ternura de su mirada a pesar de su intenso dolor. Actos que evidencia una verdad que hay que decirla; porque  no es menor la insatisfacción que produce no poderla visionar bajo un emotivo Paso de Palio, que permita mostrar su belleza públicamente, aun entendiendo lo que representa su elevado coste.

Sin embargo la nueva y recientemente noticia es que la hermandad por fin  ha decidido felizmente, acometer la empresa del citado Paso; empresa, aunque larga,  le deseo desde estas líneas su mayor y más eficaz éxito en su consecución para poder visionar a tan bella Imagen en su Paso de Palio tras su Hijo. Y ese día será sin duda un día grande, apoteósico y deseado para inscribirlo en los anales de esta Venerable Hermandad.

Una imagen de un penitente para el recuerdo.

Una imagen de un penitente para el recuerdo.

Las túnicas de los penitentes que primitivamente se revestían en esta Venerable Hermandad, eran íntegramente de color negro, incluido el capirote y un cordón blanco anudado a la cintura, no llevan cola ni capas, ni sus hermanos portaban cirios a la vieja usanza, sino unas cruces de madera con el escudo o la insignia de la hermandad. Pero con el paso del tiempo se ha modificado su hábito, añadiéndole capas blancas y portando cirios de ceras; conservando eso sí, una sección de penitentes llevando las cruces primitivas como señal fundacional y en honor a su recuerdo.

La procesión actual también difiere de la primitiva. Entonces tenía otro estilo, más cerca de las procesiones castellanas que de las andaluzas. La comitiva aunque nunca fue escasa era relativamente inferior con la comparada a la que lleva en la actualidad en número, forma y manera.

El cortejo no llevaba música. Se iba rezando el Vía Crucis. Y la hermandad en su recorrido establecía los puntos de cada Estación señalado previamente con  una Cruz en el balcón de la casa previamente elegida, en el cual, el párroco y director espiritual de la hermandad y a veces algún sacerdote invitado, desarrollaba el contenido de la estación oportuna, invitando a la meditación a los fieles y penitentes.

El puente de la Casería.

El puente de la Casería.

Para separar los dos aspectos que entonces tenía esta devota procesión, hay que separarla también de la línea divisoria que la limitaba de la población. Línea que estaba delimitada por la vía del tren y el célebre puente antiguo de la Casería. Límite que separaba y sigue separando, aunque con una visión distinta a la Casería de Ossio  del casco propiamente dicho de la ciudad.

Esta obligada separación por las condiciones naturales del terreno, hacía en cierto modo  que la procesión discurriera de distinta forma en cada espacio, tramo y lugar. No era lo mismo el tramo desde su sede en la parroquia de la Inmaculada hasta el puente de la Casería, qué a partir de este en adelante.

Son variados los argumentos, pero solamente citaré un detalle que avala lo que anteriormente se ha  citado. Y es en el estado en el cual se encontraba en aquellas fechas la calle Magallanes más conocida como el camino de la Cruz. Un camino sin pavimento, lleno de tierra pura y a veces mezclada con arena gruesa y abundante haciendo arduo, pesado y penoso andar por él. Y en el caso propiamente dicho de la hermandad, constituía aunque sus hermanos no se lo propusieran, una auténtica y sacrificada penitencia.

Otra cosa era el discurrir de la hermandad a partir del puente de la Casería, pisando ya suelo más compacto, aunque con chinos salteados de la calle San José y San Antonio y posteriormente, el suelo alquitranado de la calle Patrona del barrio del Cristo. Otro lugar singular y emblemático que siempre ha sido  y sigue siendo para esta Venerable Hermandad a su paso por la antigua Capilla del Santo Cristo, ahora de la Vera-Cruz.

Actualmente la hermandad ha cambiado considerablemente en su recorrido tanto interno como externo; en el interno por los acertados cambios efectuados y en el externo desviando cuando las necesidades lo aconsejan, su itinerario por Joly Velasco y la Glorieta, pero sin perder su carácter y su espíritu inicial.

Su cortejo penitencial no sólo se ha transformado, sino que ha conseguido formar un  grupo compacto de hermanos, que revestidos de penitentes,  en tan devota procesión penitencial y su protestación pública de fe que le imprimen carácter. Carácter que representan  el más claro exponente de la religiosidad popular.

La Constructora.

La Constructora.

El barrio de la Casería de Ossio al que a mi particularmente me gusta llamarle con cariño ‘mi pequeño gran poblado de la Casería’ con sus Noches de San Juan, quemas de Juan y Juana, choquitos y mojarritas de la caña del Plan, playa rincón de la Bahía, la Caná, paso obligado de los barcos que llegan y salen de la Carraca, esquina de la Constructora, el cementerio de los soldados. En la otra esquina el camino que va a los polvorines de Fadricas y a Caño Herrera, huerta Santa Rosa, patios compartidos como La Aurora, casetas y chabolas de pescadores antiguos en contraste con sus tres Torres.

La impresionante figura del Cristo del Perdón.

La impresionante figura del Cristo del Perdón.

Y por otra parte el asentamiento del proyecto más importante de las obras sociales y de misericordia de la Isla ‘el comedor del Padrenuestro’, que tanto bien y labor altruista y callada realiza ¡Cuánta Hambre ha Solucionado y Soluciona! El Rvdo. P. Juan Zayas (q.e.p.d.) y dos palabras significativas que lo define, lo envuelve y lo resume todo: ‘Perdón’ y ‘Paz’. Perdón por tantas  injusticas y abandonos y Paz consoladora alojada en los corazones de sus vecinos, que saben derramarla  para  compartirla juntos con amor sin límites ni condiciones; de todo lo cual  la Isla y el mundo cofrade, puede sentirse orgullosos de disponer de una corporación de la características como la que tiene esta Venerable Hermandad, unida a su barrio y su barrio unido a la hermandad, a través de la impresionante figura redentora de su Cristo del Perdón, venerándolo con la más digna y ejemplar devoción que existe como trayectoria de permanente continuidad desde su fundación, basada en una complicidad silenciosa y meritoria, que hace posible la reciproca unión y entregas entre vecinos y su hermandad hasta nuestros días.

Y que por su distancia y aislamiento del centro de la ciudad. Nadie conoce los imponderables, las carencias, no sólo económicas, sino las dificultades a vencer como también la de manejar a ese impresionante Cristo del Perdón, aunque con gusto y amor, por tener la suerte de disponer de Él, a pesar de la estrechez  y la  altura del entorno para salir de su Iglesia. Pero aún así, sus hermanos, su pueblo, y especialmente su Barrio de la Casería y sus gentes, cada vez más lo estiman,  quieren, adoran  y  veneran, pidiéndole: ¡Perdona a tu pueblo Señor, perdónalos…!

Sobre el autor

- Profesor, articulista y cofrade.

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