Publicado el: Mié, 6 Feb, 2013
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Carnaval en La Isla

 celtasDesde que la calle Carraca se llenaba todos los días de la semana para ver el concurso de popurrí de la Peña “Los Pollitos de mi Compare, ha pasado mucho tiempo y muchas decisiones políticas desacertadas que se han cargado el carnaval de la Isla.

Cuando la Isla era un poder en Cádiz, cuando se anunciaba una agrupación cañailla en el Falla y era señal de garantía. Desde los tiempos de Requeté -que hizo himno su estribillo para los restos- en que aún había premios locales y provinciales. Vinieron de San Fernando agrupaciones míticas que llevaron el sello del no menos mítico José Ramos “Requeté” como la gran comparsa “Camarones de la Isla” y en años sucesivos “La Sal de mi Tierra” , “Almas Alegres” o “Recordando a Chevalier” y “Los Buenaventura”.

Pero el bueno de José fue también un gran chirigotero y dejó grato recuerdo con “El Profesor Majareta y los Niños Probetas” (¡Qué bonito, qué bonito..!), “Paco Sandía y los zagales jartos de garbanzos” o “El Pelotón Chiflado”.

Época en que los primeros premios eran isleños -”Vendimiadores Andaluces” de “Requeté” lo fue- y sus míticos “Celtas Cortos” en gran disputa con “Los Pollitos Mi Compare” de Juan Rivero que fue segundo premio.

Años en los que la Isla fue refugio de grandes como Enrique Villegas o Antonio Martín que encontraron en nuestras salinas la pausa y el ambiente para componer. El gran “Quini” que sacó desde aquí el recordado coro “los Caballeros de la Noche”.

Hombres como José Alconchel Lucas con sus chirigotas de arte “Los Zipi Zape”, “Los Mosquitos de Canillas” o “Los Antiguos Boticarios”, o como el prolífico Juan Rivero y su inseparable “Maspapas” que dieron grandes laureadas al carnaval Isleño. Junto con los Coros de Mora, Melero y Montiel.

Pero es que también el la calle, cuando el carnaval se desborda, la Isla vivió unos años esplendorosos, desde el albor de la democracia y en la década de los ochenta, se llegó incluso a hacerle franca competencia a la capital. Con grandes cabalgatas del humor, con gran ambiente en la calle y con la ciudad entregada a las carnestolendas.

Pues todo eso ya no existe, la presencia de la Isla ha desaparecido en el falla, al pasar por sus calles no parece siquiera ni que fuera fiesta. Los actos brillan por su ausencia y para lo que hacen es mejor no hacer nada.

La mayoría de los buenos interpretes de la isla, salen en agrupaciones de Cádiz, con la excusa de la cercanía de Cádiz no se hace nada. Pero todo esto viene de atrás, de los tiempos en que Doña Cuaresma fue entronizada en la Isla desde los poderes y ahogo a Don Carnal.

Sólo con imaginación no se volverá a poner la isla en el mapa carnavalero, hace falta una implicación de la “capillita administración” apoyar a las entidades, ofrecer locales de ensayo, dar grandes premios en los tablaos, decorar la calle Real, poner los carruseles por la Plaza y por las callejuelas de la Pastora y dejarse de poner barras. Ofrecer una alternativa a el masivo sábado de carnaval en Cádiz con – como hace Sevilla- la Final en la Calle, potenciar un circuito de callejeras, dignificar el concurso de Romanceros....

Pero claro, en esta apática Isla de esto tiempos, ¿hay ganas...?

Como decían los “Celtas Cortos” es su estribillo para los carnavaleros de la Isla son tiempos de “Agachá la cabeza que tiran flechas y arrojan bombas de triquitraque”

Pablo Manuel Sánchez Martín

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