Adelaida Bordés (izda.), Antonio Díaz (ctro.) y Mª Luisa Santa María (dcha.) frente a los alumnos.

El acto estaba previsto como parte de la 'Semana del Libro' planificada por el departamento de Lengua y Literatura.

"Es algo que no preguntarías con más de 40 años", respondió el escritor Antonio Díaz a uno de los alumnos del IES Isla de León que, en referencia a su novela, Los años de la ballena, afirmaba no comprender la abusiva actitud un policía respecto al protagonista. Claro que la historia se contextualiza en otra época, o más bien 'otras' -en plural- con distintos grados de represión, pero represión al fin y al cabo. Una parte, en pleno Golpe de Estado, la otra, durante la Transición, pero ambas marcadas por los estragos de la guerra como hilo conductor.

Los alumnos del centro ya partían de esta premisa. La lectura de la novela ha gozado de gran aceptación en la escuela y por eso el departamento de Lengua Castellana y Literatura encabezado por María Luisa Santa María ha recibido hoy a su autor como parte de la programación de la Semana del Libro. El mismo ha acudido junto a la también escritora y secretaria de la Real Academia de San Romualdo Adelaida Bordés, quien para introducir el acto referenció las leyendas populares sobre ballenas varadas en la orilla de la playa: fuentes de inspiración para la historia de Rubén y de Marta que Bordés describe como "un retrato colorista donde los recuerdos, al igual que los colores, brillan por sus sombras".

"Si algo frente a vuestros ojos pasara a la velocidad de la luz... ¿no iríais tras ello?" fue la respuesta de Antonio Díaz a otra de las preguntas clave: por qué ese interés de Rubén -fotógrafo en la Barcelona de los setenta- en dar con una señora a la que solo ha escuchado mentar la palabra 'masconato'. Es éste un término endémico, un localismo propio de San Fernando que suelen emplear personas con cierta edad, pero que condimentado por recuerdos de su infancia resulta suficiente para que el protagonista viaje hasta la provincia de Cádiz, a la caza de una historia que -intuye- se esconde tras la anciana.

Al llegar allí y tras su estancia en Jerez, visita La Isla, la misma ciudad donde se desarrollan los acontecimientos narrados por Marta en primera persona, vía casete, y no ya a Rubén, sino "al propio lector", explicó Díaz. Aunque las dudas, más allá del estilo, giraban en torno a negocios, calles y casas como la de Fuencisla -amiga de la protagonista-, que "se ubica en las inmediaciones de la Iglesia Mayor, aunque su estructura está inspirada, a grandes rasgos, en la casa Lazaga", concretó ante la pregunta de otro alumno. Y es que la historia se ambienta en contextos reales, lugares conocidos por todos que sirven para dar verosimilitud a la ficción, aunque ésta tampoco lo sea del todo. Muchas anécdotas beben de testimonios orales, de documentos que el autor recopiló durante el proceso creativo y casos muy especiales. En concreto las que contaba su madre, quien "por circunstancias, no era muy escuchada en casa y conmigo encontró un filón". Recuerdos dulces que se entremezclan con la crudeza de unos relatos donde jóvenes, con la misma edad que el público hoy presente, eran escuchados desde los camiones en dirección al paredón de fusilamiento.

He aquí la respuesta al porqué de esta novela, "la recomposición personal de recuerdos y vivencias". La misma con la que Antonio Díaz ha disfrutado de un "dulce momento literario gracias a profesionales que saben transmitir la ilusión por la lectura a su alumnado, en este caso, a través de Los años de la ballena".