Publicado el: Jue, 7 Abr, 2016
Opinión

(XIV) La Isla y las Hermandades del Jueves Santo

El portentoso Cristo del Perdón.

El portentoso Cristo del Perdón. Fotografía Antonio Quintero.

La segunda hermandad que pasa por la Carrera Oficial el Jueves Santo, se trata de la que lleva por título, el venerado Cristo del Perdón y viene de la Casería de Ossio, que como las hermandades de las barriadas de la Ardila y de la Bazán, también llega al centro desde la periferia.

Sin embargo  -esta periferia- aventaja a las otras en antigüedad, recuerdos de la niñez y de mi juventud, sobre todo por la tradicional solera y  hospitalidad  de sus gentes buenas y sencillas, muchas de ellas dedicadas a las faenas de la pesca  en su singular y entrañable playa en épocas pasadas. Y también de los frutos de sus desaparecidas huertas.

Hubiera sido imposible continuar, sin mencionar aunque brevemente, en esta ocasión, algún detalle o una semblanza de lo que para mí fue este sitio inolvidable de recreo y diversión de mi infancia y juventud, que incluso merecería un artículo aparte, que tal vez esté por contar.

Dicho esto y volviendo al objetivo del artículo, he de decir que la Venerable Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Señora de la Paz, fue fundada en el año 1953. En cuya fundación tuvieron una estrecha relación tanto los vecinos del barrio, los cofrades, así como no pocos militares de aquella época. Siendo su primer hermano mayor, unos de ellos, D. Manuel Quijano Párraga (q.e.p.d.).

La pequeña gran Iglesia de la Inmaculada.

La pequeña gran Iglesia de la Inmaculada.

Su sede canónica se estableció en la Iglesia de la Inmaculada Concepción de la Casería de Ossio, donde sus amados Titulares permanecen a la veneración pública desde su asentamiento en dicha Iglesia. Y no cabe la menor duda que la aparición de esta Venerable Hermandad en el barrio, constituyó una notable efeméride de gozo y alegría y un lazo más íntimo de unión y solidaridad entre sus vecinos, en torno a su Cristo, que se conserva indeleble hasta nuestros días.

El Santísimo Cristo del Perdón, fue obra de nuestro paisano y  escultor, Antonio Bey Olvera, fallecido prematuramente en un trágico accidente de aviación en la avioneta de un amigo.  El malogrado escultor se había trasladado a Madrid, con su larga prole, pero no obstante venía  con relativa frecuencia a la Isla, especialmente en Semana Santa. El citado trágico accidente ocurrió en Agosto de 1975. Del cual se cumplió  ya en el mes de agosto pasado 40 años.

Antonio Bey empleó en la talla del Cristo madera de pino y la dotó de unas dimensiones fuera de las acostumbradas. Mide un metro y ochenta y cinco centímetros aproximadamente de altura.  Y de sus apariencias físicas como dato curioso y poco conocido quizás, se cuenta que el autor, tomó como modelo el torso del cuerpo de un doctor a la sazón buen amigo suyo y muy conocido en la población por sus éxitos profesionales con los niños.

El Cristo tuvo que ser restaurado urgentemente en el año 1988. Y fue su restaurador otro isleño, el escultor e imaginero, Alfonso Berraquero García. Cuya causa no fue otra que la  aparición de una  plaga de insectos llamados ‘xilófagos’ que atacan y se nutren  de la madera; dañándola rápidamente.

El primer Paso que utilizó para su salida procesional en 1954 fue cedido por la hermandad del Huerto. Y posteriormente lo hizo en el suyo propio de madera barnizada, que disponía de cuatro gruesos hachones de velas en las esquinas, pero tal vez todo su conjunto parecía algo desproporcionado con respecto a las dimensiones ya citadas del cuerpo del Cristo, aunque esta circunstancia no impedía el fervor y la devoción que se le prodigaba.

El prodigioso Camino de la Cruz.

El prodigioso Camino de la Cruz.

Paso no obstante muy aparente y característico precisamente por esos cuatro hachones de sus esquinas, que  nos impresionaba verlo en los sitios más obscuros, como por ejemplo en el Camino de la Cruz; en silencio y como mucho -al murmullo- de los rezos o el golpe seco del tambor castrense.

Actualmente su Paso, está realizado en madera cuya calidad alcanza la categoría de ‘caobilla’ dorada y policromada, cuya meritoria obra corresponde al tallista sevillano, Antonio Díaz Fernández. Sin embargo las cartelas y toda la imaginería que circunda al Paso en todo su alrededor, es obra del también tallista sevillano, Ricardo Rivera Martínez.

La escenas que motivan el centro de las cartelas son barnizadas. Y cuatro espléndidos guardabrisas de luces dorados son los que sustituyen a los clásicos hachones de antaño. Otro dato lo protagoniza el llamador del Paso, que diseñando por el artista isleño, Juan Carlos García Díaz, fue realizado en los talleres de orfebrería, San Francisco de Sanlúcar de Barrameda. Llamador que fue donado por la antigua cuadrilla de hermanos cargadores de la hermandad.

Su espectacular Paso actual.

Su espectacular Paso actual.

El Paso en cuestión representa el momento bíblico de Jesús antes de agonizar, en el cual se recoge el  episodio donde se adivina en la actitud y en la mirada fervorosa del Cristo que dirige al Cielo, su voluntad pidiéndole al Padre el ‘perdón’ no sólo para quienes les condenaron, sino también para la humanidad entera.

La Santísima Virgen de la Paz, fue realizada en el año 1990. Y la autoría de su talla corresponde al escultor e imaginero sevillano, Juan Antonio González Ventura, más conocido por Juan Ventura, y está hecha de madera, mide un metro y setenta centímetros de altura en consonancia con la del Cristo. Es una imagen como son prácticamente todas las dolorosas, de las llamadas de candelero, o sea para vestir… Continuará…

Sobre el autor

- Profesor, articulista y cofrade.

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