Diego Villalba (Izda.) y Álvaro Pérez (Dcha.).

Ya está disponible, por fin, el cuarto y esperadísimo capítulo de la webserie '300 pavos'. Su título: 'Lulú', también disponible en el canal de Youtube de este periódico al igual que sus precedentes.

Tras entrevistar a Diego Villaba y Álvaro Perez, puede hablarse de una serie nutrida con humor típicamente sureño que ya ha impactado a habitantes de multitud de lugares del globo a través de las redes. Diego su creador, no sabe si se trata de isleños que han podido emigrar a países como Rusia, Panamá o el Reino Unido, pero los datos ofrecidos por Youtube están ahí. Los roles de la anciana o el loco filtrados mediante su particular óptica visual nunca le han fallado a pesar de reinventarse en cada nueva entrega. Quizá precisamente por eso.

"Aprender, hacer contactos interesantes y, sobre todo, pasarlo bien", responden ambos cuando se les pregunta por el origen de la serie, sobre aquello que alimentó la genial idea. Por esa razón no se sienten presionados, no lo ven como una obligación y prefieren esperar al momento idóneo para continuarla. Un momento que ahora ha llegado tras meses de parón a objeto de ofrecer un producto tan bueno en su argumento como el primer episodio, pero superando los avances técnicos de sus sucesores.

Ambos coinciden al afirmar que la historia se centra en torno al personaje de Diego, siendo éste quien conservará el hilo principal en unas escenas amenizadas por la gracia de su compañero.  "Yo lo adorno", indica Álvaro, quien, junto al personaje de 'Lamine Thior' (Piti) se considera "las hojas del tronco", un rol tan importante como el del propio protagonista.

Si algo ha atrapado desde el primer momento a la mayoría de los ahora seguidores consagrados, son las familiares localizaciones. Tan familiares que todas ellas se encuentran en la Isla aunque "en este caso será el supermercado Eroski de Chiclana donde se desarrollen muchos de los acontecimientos", adelantan los impulsores del proyecto. Un escenario que se suma a los ya típicos como el parque Sacramento, el lugar en el que nacieron las vivencias de estos personajes de ficticios -o no tanto-.

A pesar del éxito reconocen que nunca dejarán de sorprenderse con los gustos de la gente, ya que la novedad convierte en acontecimiento algo hecho con escasos medios y sin ninguna pretensión. Del mismo modo, puede perderse interés pese a las muchas horas invertidas en el siguiente reto. Algo que de momento no les ha pasado y difícilmente les pasará si mantienen el mismo arte del que han hecho gala hasta el presente. "Nos gustaría contar con caras conocidas que participen en próximas grabaciones ejerciendo roles alejados de su contexto habitual", confiesan. Gente que sepa reírse de sí misma y no tenga miedo de enfrentarse a la cámara en algún plano del quinto, sexto o séptimo capítulo. Porque tienen claro que ése será el número final de, al menos, esta temporada, que concluirá con una entrega de mayor duración.

A las colaboraciones institucionales se suma ahora el apoyo económico de la Growshop 'El Matorral'.

"La pureza y la frescura de no pretender nada nos hizo más grandes de lo esperado", señalan. Premisa que ahora mantienen con una obra con más avances técnicos y, sobre todo, con más humor, en lo que puede resumirse a la perfección como "un verdadero pelotazo".