Cuando tiraba por la calle de “los muertos” hacia abajo, llegaba a la Plaza de la Iglesia -o Plaza del Ejercito según  rezaban los itinerarios cofradieros de le época- destacaba sobre el resto, aparte del propio templo, el mobiliario urbano; formado por la recordada “Torta” con su farola de de tres brazos, la marquesina frente a Martínez con su gran techo que rezaba “Café Saimaza” a la espera del “trole” o del “chulo”. La sempiterna “mallorquina con su luminoso del “Soberano”, la parada de la “carterilla” y la parada de los taxis frente al Hotel Salymar.

Este añejo establecimiento que dio un carácter especial a la Isla con su arquitectura funcional junto con el Cine Almirante. Como no recordar aquellas noches del Nazareno con sus habitaciones y balcones llenos y esas fotos añejas de la Cuadrilla de Carrillo cuyo fondo era siempre el letrero de letras rojas del hotel. Lugar emblemático para los toreros en sus visitas al histórico coso isleño y centro de la vida turística cañailla de aquellos tiempos. Y como no recordar a Pepe al frente de su magna cafetería durante lustros con su simpatía, paciencia y buen hacer.

La Pensión Roma justo arriba del Bar Madrid, con sus servilleteros de la Cruz Blanca y sus sifones en las mesas de la terraza, las pensiones y hostales -como Islasol- de la mítica calle Jardinillo, o la Andaluza o el París.

Tomando la calle Santa Úrsula, hoy Constructora Naval, se encontraba junto a la gran puerta de “Hierros Vasán” -que comunicaba por dentro con la “Yesería el Nazareno”- se hallaba en una bonita casa de azulejos el Hostal Las Salinas que daba caché, junto al convento a la calle de las “capuchinas”.

Estos establecimientos dieron vida al trasiego de visitantes de una isla bonita con la Bazán, la Constructora y la Marina como ejes dinamizantes de la vida social del cañailla. 

Y hablando de la Marina... leo ahora que la gran idea para volver a relanzar la Isla es hacer un Hotel en el “Tiro Janer”. Hombre una ventaja tiene para los turistas con respecto al de Caño Herrera, que está más cerca de la Playa y de Cádiz para los Turistas.

Pero antes de hacer Hoteles en sitios “raros” sería más interesante hacer que la Isla sea turística. Sacar partido a Camarón -que es raro el día que no hay en el cementerio gentes de toda España preguntando- como lo hacen en Liverpool a los Beatles y en donde entrar en “The Tavern” vale sus libras. Con una Venta Vargas en la que se den espectáculos todos las semanas y sea un museo escaparate de la Isla.

O teniendo sus monumentos a punto, un Ayuntamiento cerrado, un Teatro de las Cortes Museo que se visite -lo que pasa que se lo cargaron por dentro- llegar a un acuerdo con la Marina porque anda que no es difícil visitar el Panteón o el Observatorio, aún recuerdo con mi tío Pepe, emigrante y amante de la Isla, que quisimos visitar en Observatorio y nos dijeron que sólo por grupos y con cita previa.

En fin si se hace una Isla accesible al tráfico, con grandes aparcamientos y hostelería en su playa y oferta lúdica, quizas quizas podremos pensar en hacer otro Hotel.

Pablo M. Sánchez Martín