Publicado el: Jue, 23 May, 2019
Opinión

Déjame

Déjame ser como soy. Estoy segura de que no soy perfecta, de que aún me queda mucho por aprender, pero es mi camino el que yo elijo y no el que pienses que es mejor para mí.

Déjame escapar cuando no quiero escuchar, correr cuando no quiero ver y esconderme cuando tengo miedo. Permíteme que grite si estoy enfadada y que diga lo que pienso cuando no estoy de acuerdo. No pensar como los demás no siempre significa estar equivocado, aunque tampoco nos da la razón; pero deja que mis errores me ayuden a seguir, no frenes las experiencias que me han tocado vivir.

Déjame hacer lo que hago. No critico yo tus relaciones, tu rutina, ni tu trabajo. Si quiero volar volaré, aunque nadie sea capaz de ver mis alas; si quiero saltar a piscinas vacías, lo haré…, y todas las heridas de mi ser serán el principio de un nuevo amanecer. Te aseguro que no me importa que no lo puedas entender.

Déjame soñar. No es mi responsabilidad que perdieses lo mejor de ser un niño, la única razón por la que estamos aquí. Quien no tiene sueños, ni lucha por ellos, no sabe nunca lo significa ser feliz. Me elevaré más alto, si puedo, y con las nubes taparé todo lo que bajo mis pies no me permite avanzar. No tengo miedo de que no me quieras seguir; la felicidad no está en lo que los demás nos puedan aportar, sino en el respeto que se muestra ante lo que nosotros mismos decidimos avanzar.

Déjame de historias, no vengas a contarme el drama que envuelve el mundo; no me hables de hambre, dolor y sufrimiento, no me cuentes quien nos roba el dinero y el tiempo mientras me estás hablando de ellos… No llores por todo lo que no eres capaz de hacer nada, ni limpies tu conciencia con discursos que se desvanecen tan rápido como el humo que vendes. No te pongas medallas ni me abraces sin pasión; no me alientes si no me sientes; no hagas tuyos los sueños que me robas, ni quieras cambiármelos por expectativas que me suenan a broma…

Déjame, igual que yo dejo que te equivoques y, sencillamente, dame la mano cuando el corazón lo necesite, cuando la mente se pare, cuando uno de los dos se hunda en la amargura; pero no levantes muros ante mi felicidad, no impongas leyes que no están dentro del amor, que no sirven para mantener ninguna unión.

Déjame volar y soñar y, mientras tanto, dedica tus días a ti mismo, ponte tus propias metas, lucha por ser mejor, por quererte más, por alcanzar los sueños que te permitirán conocer la felicidad; no te pares en tu camino por temor a no saber elegir y deja la senda libre para que los demás podamos seguir. En resumen, vive y deja vivir, sonríe y observa mi sonrisa, admira mi alegría y, si tienes algo que preguntarte, que tan sólo sea si encontraste ya la tuya…

No quieras enseñar a quien nada quiere saber y dedica tu vida, simplemente, todo aquello que quieras ser.

Sobre el autor

- Escritora, maestra y loca soñadora. Con el firme objetivo de ser feliz a cada segundo y compartir con el mundo cada sonrisa, cada sueño y cada aprendizaje que el Universo nos permite experimentar.

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