Bajo el antifaz y revestido con su túnica, el cofrade de verdad, vive la Fe en Semana Santa. De siempre, el misterioso anonimato que ofrece el antifaz de la túnica, ha sido ejemplo de seriedad y en los más pequeños algo así como un juego ¿sabes quién soy?

Hay cofrades que con palmadas en el pecho, presumen de ejemplo de saber estar y de compromiso con su hermandad, cuando esos mismos, pierden las formas a través de Internet, en base al otro antifaz de los foros y el anonimato temporal que creen tener muchos cuando bajo un pseudónimo escribe cosas que nunca osaría decirte en la vida real.

Por medio de foros o comentarios de noticias en periódicos y ocultándose, toman la valentía de meterse con quien quieren, porque no se limitan a realizar una crítica constructiva, sino a utilizar comentarios intolerantes, insidiosos, maleducados y por supuesto cobardes. Cobardes porque son incapaces de dar la cara y se esconden.

Creen que nadie sabe quiénes son, y desconocen que la IP les delata, que su rastro queda registrado y que no goza de tanto anonimato como el cree, porque cualquier día, puede quedarse como cuando un penitente se levanta el antifaz y queda al descubierto.

Algunos deberían medir las palabras y usar Internet, los foros y los comentarios de forma razonable, porque realmente hay conductas que degradan más a quien acusa que al acusado.

Parece que el cofrade quiere seguir bajo el antifaz todo el año.