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Tambores de guerra en la Bahía de Cádiz

Cuanto necesitamos al Carnaval, a nuestros copleros, poder cantar nuestras penas, y poder denunciar el maltrato que comenzó, en los 80 y aún continúa. Desangrando, gota a gota, un tejido industrial, motor de la riqueza de esta provincia.

Curiosamente, muchos de ellos integrantes de esta bendita fiesta, fueron, y son, maltratados por una parte de la sociedad, llevando a cuesta, ese estigma, del “carnavalero flojo”...Que le pregunten a Antonio Martín, cuántas veces se tuvo que encerrar en Aeronáutica, o Manolo Santander en Delphi…así hasta el último de los obreros que dejó la salud, entre pedradas, barricadas, interminables jornadas de trabajo, y aun así, con un hueco para esta bendita afición.

Por desgracia, aún muchos siguen pensando, que los superpetroleros, los C212, las piezas de General Motors, y demás, se fabricaban solos. Qué pena, tener esa bajeza humana, y escasa capacidad intelectual, para ver más allá.

Pero bueno, tenemos gracias a Dios, a nuestros políticos, que vendrán a decir lo de siempre…la culpa es del otro, estoy aquí solo, es la herencia…venga ya…iros a…

La única herencia que Cádiz reconoce, es la que dejó el Noly en las viudas.

El pasado sábado tuve la fortuna de ir al Rojo Teatro, y volví a salir con el regusto amargo, de otra pancarta, anunciando la muerte de otra empresa. Son demasiadas veces, las que las tablas del coliseo, han recogido, el lamento, el grito de agonía, de los que van a perder todo.

El carnaval y sus gentes, volverán a estar con los que sufren, esta persecución laboral, volverá a denunciar, volverá a la calle y apoyará el derecho a la dignidad laboral de esta tierra.

Los hechos históricos, se repiten. Un tal Nerón en su demencia, quemó Roma, otra vez, un pueblo entero prendió esta ciudad. Llovieron lavadoras y frigoríficos, mientras ardía la calle Ancha. ¿Quién sabe qué deparará el futuro?

Ojalá, la salud permita que las coplas vuelvan al teatro el próximo año, para decirle a los de siempre, que ya estamos hartos; de ellos, de su burocracia, de sus pocos cojones, para luchar por esto y de su poca vergüenza, al lanzar promesas vacías que quedan en nada.

Lucha Cádiz por lo tuyo, nadie va a venir a salvarnos.

¡Airbus Puerto Real, no se Cierra!