El grupo que salió el pasado viernes desde La Salle-San Cristóbal.

El colectivo 'Calor en la Noche' cuenta desde abril con organización propia en San Fernando tras 14 años atendiendo a los necesitados en la capital.

La Salle de San Cristóbal está iluminada. Hay gente dentro, mucho movimiento para una noche de viernes. Unos van a en busca de material a los sótanos del colegio, otros llegan directamente de la calle. "¿Queréis echar un cable?", invitan algunos de ellos. Se trata del colectivo 'Calor en la noche' nacido en Cádiz hace 14 años, y que desde el mes de abril aquí, en San Fernando, cuenta con una división propia a iniciativa de Rafael Torres.

Su tío, Manuel Mani, fue el impulsor del colectivo original nacido en La Salle-Viña -al que Rafael también pertenece-, el mismo que más tarde se duplicó para atender a los vecinos de Puerta Tierra, y, ahora aterriza por fin en La Isla.

"No hay mayor gratificación que la de sentirse bien con uno mismo"

Cada viernes noche salen a la calle con caldo, bocadillos y mantas... en general, mucha ropa de abrigo por estas fechas y mudas de repuesto. A quienes van destinadas las mismas no tienen la oportunidad de ducharse todos los días, por lo que algo tan simple como eso parece un regalo del cielo. Son gente sin techo, "no indigentes... que viene de 'indigno' y no es cuestión de dignidad", sino de avatares del destino que les obligan a pasar la noche en el coche, sobre los bancos de un parque o en otro tipo de bancos, en sus portales, donde paradójicamente se sienten más resguardados. "¿Qué necesitas?", les preguntan, "Me vendrán bien unas mallas, estoy embarazada". Tras atenderles con lo que llevan encima y anotar las necesidades que podrán adquirir para la siguiente cita se marchan, en busca de más vecinos sin casa.

Sus datos -nombre, localización habitual y enseres- quedan recogidos en una ficha que posteriormente se remitirá a los cinco grupos. Al cooperar por turnos, cada uno de ellos -compuestos por entre cinco y quince personas- permanecen un mes sin salir. De ahí la necesidad de estos informes que les ponen al día y el propio Rafael les envía por correo electrónico. "No podemos salir muchos al mismo tiempo -explica-, podrían sentirse intimidados", tampoco es tarea fácil para los voluntarios: cada grupo recorrerá La Isla entre la estación y el Carmen, por lo que si alguien no se encuentra capacitado siempre puede colaborar aportando el material que otros reparten. E incluso como tercera opción, "informándonos de dónde podemos encontrar a algún necesitado".

'Calor en la noche' cuenta en total con 127 voluntarios de los cuales, casi la mitad (57) son de La Isla, por lo que si algo caracteriza a los vecinos de San Fernando, eso es su solidaridad. "Al primer llamamiento -en casa de Rafael- acudieron cinco personas", recuerda, pero un profesor de La Salle se hizo eco de la iniciativa y el centro acabó ofreciendo sus instalaciones, por lo que la siguiente cita superó y con creces todas las expectativas. Desde entonces se organizan allí y "rara es la semana que no llama alguien por teléfono para pedir información... o incluso darla".

¿Quiénes y por qué?

Logo del movimiento, nacido en Cádiz.

Es imposible establecer un perfil concreto. "Hacemos por otros lo que nos gustaría que hiciesen por nosotros de estar en la misma situación". De eso se trata. Y por eso se desahogan, a veces, durante una buena conversación permitiendo a los voluntarios conocer algunas de las causas que les han llevado a la calle. Esta puede derivar de un desahucio, explica Rafael, pero también de otros muchos factores. Por ejemplo malos hábitos, fruto de una mala planificación familiar e, incluso, "los hay que tienen trabajo, pero con su sueldo sólo pueden pagarse medio mes de alquiler". Así lo confiesan ellos mismos, no tienen nada que perder: "llegados a este punt0, es imposible hundirse más, sólo queda ir hacia arriba o quedarse igual"

En cuanto a los servicios sociales, parecen estar "hasta arriba", explica. Además, con un agravante: los trámites burocráticos lo ralentizan todo sobremanera, de tal forma que "si encuentras alguien con síntomas de hipotermia -lo que provocó varias muertes el año pasado-, no sabes donde meterlo". No obstante, en Cádiz cuenta con conocidos que le ayudan a parchear estas trabas legales. Aquí, sin embargo, aún está esperando que el Ayuntamiento lo convoque para participar en una de esas mesas sectoriales que tenían en mente durante la campaña electoral.

"Sólo quiero un sitio donde protestar, proponer y trasladar al gobierno municipal las demandas de la gente a la que atendemos cada viernes en la calle -recalca-, y que, más que el calor del caldo, necesitan calor humano".

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