Siempre que sucede algo, se extraen conclusiones. Una valoración de cualquier acontecimiento a la par que necesaria, es útil para mejorar de cara a un futuro. Aún recuerdo aquel castillo hinchable colocado un Domingo de Ramos de 2008 ante la fachada del Ayuntamiento que impedían no sólo ver el discurrir de las procesiones desde cualquier lado de la plaza. Sino que impedía ver el monumental Palacio Consistorial. Son esos detalles en los que no se cae y que tras ver la imagen, uno se da cuenta de que aquello no hay  por donde cogerlo. 

Después de aquello, no se ha vuelto a ver un castillo hinchable en la Plaza del Rey en Semana Santa, pero sí han aparecido puestos de Feria, que desentonan en la céntrica plaza. Podrán decir algunos que desentonan muchas más cosas. Cierto. Pero entre todos debemos construir esa sociedad y esa ciudad que sepa compatibilizar todas las opiniones, sin despreciar una u otra. 

Una celebración como la Semana Santa, es cosas de todos. De los cofrades que organizan los cortejos, del Ayuntamiento que facilita el discurrir de las cofradías y de la sociedad isleña que debe ser consciente de qué es lo que está viendo con sus ojos, y que una cofradía en la calle es o debe ser, una manifestación de fe. Fe que podrá o no ser compartida, pero que debe tener un respeto. Hace falta más respeto. 

La Semana Santa tiene una gran repercusión sobre la hostelería. La pena es que la crisis económica que vive la sociedad desde hace más de 7 años, hace que lo que se ingresa en Semana Santa sea sólo para pagar deudas acumuladas en meses flojos, que prácticamente son todos. La Semana Santa tiene una gran repercusión sobre el comercio, antes y después de su celebración. Antes con la compra de guantes, fajas, zapatos, etc. Y después con las numerosas túnicas que llegan a las tintorerías, que suponen también una inyección para este comercio. 

No cabe duda, que los partidos políticos llevan en sus programas propuestas para mejorar la Semana Santa. Una ciudad engalanada, es lo que reclaman los cofrades para que quienes vienen a San Fernando en Semana Santa vean la belleza de la ciudad. E inclúyase aquí a cuantos vienen desde el Viernes de Dolores hasta el Miércoles Santo para disputar el MiniBasket. 

Pero una de las cosas que ningún cofrade pone en duda es que no hace falta que el Ayuntamiento aporte nada nuevo, sino que deje trabajar y facilite la labor de las hermandades, no sólo en Semana Santa, sino durante todo el año, que no es poca.