Publicado el: Mié, 17 Ago, 2022
Opinión

Hasta que el tiempo diga

Foto. Leonor Montañés Beltrán.

Llega la hora de decir adiós, esta bonita historia, que comenzó hace poco más de dos años -luego de una pandemia que nos alejó un poco más a todos- esta aventura, como digo, llega a su fin. Esta libre mente tiene que descansar un poco, este juntaletras, poco amigo, pero ya acostumbrado a las despedidas, necesita otros proyectos, otras ideas, otros quehaceres y por eso pongo punto final. Sinceramente, ha sido un placer enorme, ha sido una satisfacción ver como había quien esperaba cada miércoles a ver que historia me sacaba de la manga.

Últimamente, a veces, ya costaba mucho. Ha sido un honor tener un hueco donde poder contar mis filias y mis fobias, algo que nunca olvidaré y que tendré siempre en el rincón del alma donde se guardan los agradecimientos.

Más de dos años escribiendo a retazos, mis urgencias, mis historias, mis rutinas, mis alegrías, mis lamentos…mi vida. Más de dos años, unas veces con más y otras veces con menos suerte. Más de dos años de metáforas implícitas, de faltas de ortografía, de sentir que al otro lado había unos ojos abiertos que prestaban atención a las cosas que tenía que contaros. Más de dos años, más de dos siglos que me hubiese gustado estar…pero la vida sigue. Desde el diecisiete de junio de dos mil veinte, cuando “Una pandemia amenaza” hasta el diecisiete de agosto de dos mil veintidós, hasta hoy, ciento nueve historias después.

Y llega la hora de decir adiós.
Me despido con las manos tristes, apagando las palabras, llenas también de tristeza recíproca, con un apretón de manos y un abrazo amigo a aquellos que hicieron posible esta feliz y hermosa aventura, que hicieron que pudiera sacar a la luz una idea que era también un capricho. Me despido de todos los que habéis dedicado un poco del tiempo, que era vuestro, a leer, a escuchar, a sentir lo que tenía que deciros, con más o menos entusiasmo, con más o menos placer, con más o menos ganas.

Y cada vez que vuelva la vista, que sienta ganas de volver a vivir, regresaré, empero, a estas páginas que encuadernaré para siempre y con todo mi cariño y guardaré en un rincón especial de mi biblioteca y de mi vida.

Y me acordaré de Esther, que me dejó el hueco justo para que esto fuera a buen puerto y de Leonor, que durante casi todo el trayecto me acompañó con la maestría de sus fotos.

Y me acordaré de los malos entendidos, que los hubo y de los buenos, que hubo más todavía. Y de los que supieron rectificar, y de los que no supieron, y de los que no quisieron.

Pasamos la última página.
A mí me seguiréis viendo. Yo con mi tinta buscando palabras en el diccionario de esta vida de continuos vaivenes y tú, leyendo, oyendo y sintiendo estas mismas palabras que han sido tuyas. Que lo son. Que lo seguirán siendo.
Ha sido un placer…y hasta que el tiempo diga.

Sobre el autor

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