Publicado el: Mié, 2 Feb, 2022
Opinión

Buenos días

Cada mañana le daba los buenos días con un par de versos, con los primeros versos, improvisados, que le robaba a Morfeo, para que ella supiera que era, también, el primer pensamiento. Y verso a verso quería crear un poema gigante e infinito. Infinito como el tiempo que empezaba a compartirse. Un tiempo que se hacía presente.

“El tiempo empieza a ser nuestro, como la vida. El tiempo ahora nos mira de frente. El tiempo de ayer, hecho mañana, mañanas quizás llenos de besos y risas, mañana que será siempre todavía.

Me vienen a la mente tus ojos y se me quedan dentro, como dormidos; y se me quedan callados, como quietos. Para ti este poema que se me cae de las manos, esta forma de sentir que tanto me llena, estas palabras que saben igual que tu piel y este todo que ya te pertenece. Este momento deja en el aire tu aroma y me hace vibrar, y me hace sentir y me hace añadir tu risa a tus encantos.

Tengo contigo el tiempo detenido, tengo contigo la claridad en los ojos y tengo contigo las palabras necesarias. Y el frío se mete en mí, hasta los huesos. Y lo que queda de noche es también noche contigo.

A veces me quedo un rato pensando en todo lo que nos une, en todo aquello que aún somos y en todo aquello que seguiremos siendo. Y pienso también en la manera decir te quiero cada mañana, decírtelo con la mañana misma que aparece y con esas ganas de ti que no se acaban y con los abrazos metidos en la noche, y con las noches compartidas por el sueño, y con la resurrección de cada nuevo día.

Y pienso también en la manera de seguir amando: con los ojos abiertos de la madrugada, con la letanía de tus labios haciéndose besos, con tu abrazo perpetuo donde mi pecho, con mis ganas y tus ganas, siempre juntas, con mi voz y tu voz a media voz y con todo aquello que intentaremos ser ya siempre. Y eso de amarte me lleva hasta los inicios del día, hasta donde la noche abrirá los ojos. Y no me queda más remedio que nombrarte, que trazar tu nombre dentro de mí, como una letanía, que recurrir a tu piel para engendrar caricias y así renacer otra vez donde la vida contigo.

La lluvia ha entrado en este amanecer y se mete en tu boca y en tus besos y empapa de tu aroma todo lo que tengo de ti. Tu cuerpo es la dársena de mis sueños y tú en cambio esa parte de mí que más me gusta, esas ganas de más de casi siempre, ese deseo inherente a nosotros mismos. Y cuando el viento sople y nos ahogue, buscaré soluciones desde el alma.”
Y el tiempo pone hoy el final y se da la vuelta y vuelve sobre sus pasos para quedarse en el pasado, para que no seamos nunca, para que no seamos siquiera otra vez.

Sobre el autor

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