Publicado el: Mié, 2 Jun, 2021
Opinión

La noche pasada

Fotografía. Leonor Montañés Beltrán.

La noche pasada me ha dibujado tu ausencia, la misma que me agarra por la cintura para que te eche de menos. Y sin embargo lo mejor de la noche es tu recuerdo, la música de fondo de tus susurros, la pasión a rienda suelta por las cuatro esquinas de mi casa. El sueño a media luz cerrándonos los ojos y mis ojos negándose a dormir para verte despierta. Y yo aprovecho el desvelo para intentar poner palabras a los sentimientos, aunque huelga decir que realmente sobran las palabras. Palabras que son en cambio, a veces necesarias.
Palabras a voz en grito que suceden allí donde tu piel se eriza y se sacude el calambre que le provocan mis dedos, tu piel sí canela en beso. Allí donde la sonrisa que me traes a cosa hecha, allí donde esa manera tuya de dejarme caer rendido en las profundidades de tus brazos, allí, donde la palabra es axioma, génesis de todo lo que queda por vivir.
Palabras que muestran una letanía de sentimientos que significan te quiero: la primera persona del plural, el secreto más bonito del mundo, la pasión a raudales de las pasiones que no pueden ocultarse, tu mirada fija clavada en mis ojos, el morir por no verte que siempre es mejor que vivir sin verte, el calor que me cala los huesos, la risa a lágrima viva cuando nos sentimos, los besos a chorros que empapan esos labios míos que no pueden estar quietos, el tiempo que te desduda si somos el mismo espacio, el espacio que queda por donde el tiempo vuela, la libertad de pensarte en silencio mientras el mundo pasa, el acróstico que forma tu nombre cuando miro el mar, el verso libre al hablar de ti, al pensarte, el amanecer que te pinto cada día, las canciones de amor que siempre son nuestras, el paréntesis de media mañana para oír las cosas que tenemos todavía que contarnos.

Y poner también silencios, que los silencios tienen mucho que decir. El silencio del aire que tiembla y se hace escalofrío, el de la terca razón mía de hacerte infinita, el de tu almohada homónima donde te revivo, el que queda desde el filo de la tarde hasta el final la madrugada, el silencio que nos mira y nos atrapa, y nos desata, y nos une, el que guarda secretos de tiempo y lugares.

El silencio en fin, que tanto dice cuando calla y que también expresa sentimientos.

Palabras y silencios que son parte de ti, parte de mí, parte de este nosotros de ahora y que son la manera perfecta de decirte lo que quiero y lo que pienso. Y lo que siento.

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