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Que el consistorio funcione bien es una cosa que uno pide cuando emite su voto en las fiestas democráticas a nivel local, pero que las buenas iniciativas arranquen con casi la legislatura terminada te deja muy pensativo.

Da la impresión que el período de adaptación en el cargo es de aproximadamente dos años, dejando como únicos años laborales los dos últimos. No puedo rechistar que hemos tenido muchas celebraciones en la ciudad en estos cuatro años, pero de fiestas no vive el ser humano.

El proyecto de ampliación del acceso a nuestra querida playa virgen continuará en estos días, nuestro Ayuntamiento se está engalanando para estos meses tras unas obras muy lentas, la avenida de la Constitución ha sido ampliada a cuatro carriles desde verano para acá, el Mercado Central también se encuentra en obras desde este año, entre otras cosas.

¿Por qué todo de golpe? Dicen que lo que más importa es como se acabe y no como se empiece. El año pasado, recordamos que fue cuando se mejoró la avenida de Pery Junquera, y se inició, más o menos, con la promesa del museo de Camarón. Esto último debería de haberse hecho cuando tocó, en el año del difunto, y no ahora.

En definitiva, parece que cuatro años no son suficientes para que nuestros políticos se asienten bien, quizás por eso casi todos quieren continuar en el cargo y se presentan a las siguientes elecciones. Y es ahí cuando debemos preguntarnos si de verdad van a cumplir con sus promesas.

El PSOE ha realizado parte de su programa electoral, el resto se volatilizó o se hizo lo contrario. Aún se pueden escuchar mis carcajadas con el apartado animalista de Patricia, que lo único que ha hecho es poner una mamarrachada canina en la playa de Camposoto dos años tras enfrentar al pueblo en unas votaciones online y subvencionar la tauromaquia.

Eso de la participación ciudadana en las decisiones del Ayuntamiento estuvo muy bien al principio, pero ya se demostró que eran inútiles y acabaron desapareciendo de nuestra vida diaria. ¿Sería la asistencia baja? ¿La gente dejó de creerse el cuento de que de verdad participaban?.

El PP, que cuando gobernaba no se aparecía por las redes sociales ahora va de moderno. Loaiza se ha puesto al día y con sus perfiles en redes sociales critica todo lo que hace la alcaldesa y promete todo lo que no hizo cuando estuvo al mando. ¿Este hombre no quería estar en diputación y aquí entró de rebote? ¿Este no es el mismo que estaba más tiempo en Cádiz con su colega Teófila que en San Fernando? Parece que no valora lo que se tiene hasta que se pierde.

Fran Romero ahora pisa la calle, estará ahorrando en gasolina, y saca su oficina a nuestros barrios. Una imitación muy conservadora de los círculos de Podemos, no ha inventado nada. Está preparando su salto para abrir Andalucía por sí, el PA 2.0, y seguir con la misma canción para acabar pactando con el partido que gane.

Podemos va a su bola. El entrar en un despacho más cómodo que el suelo de un parque y tener que aprenderse todas las normativas para poder cumplir las promesas te alejan de la calle. Creo que en estos cuatro años de la marca blanca del partido morado será recordado por sus conflictos internos al llegar que todo acabó con la expulsión de una compañera.

De Ciudadanos sólo he visto cómo se van quedando vacíos mientras la fiebre naranja va aflojando por culpa de los chaqueteros que ponen su rostro al frente. En Cataluña tienen madera para quemar, en San Fernando se aprovechan de las debilidades de los demás para captar seguidores a una sede silenciosa.

¿Qué tienen todos en común? Que prometen y prometen, hasta que se la metes… Su papeleta en tu urna. Luego se quitan las caretas y se van olvidando, corrigiendo unos programas bonitos en algo más crudo, o se van retrasando con sus acciones hasta el último año para que los recordemos activos.
Pues corran, PSOE y PA, que las elecciones se acercan y tienen que estar la faena lista. Luego viene el toro, ese que tanto os gusta, y os quedáis colgando de las astas.