Publicado el: Vie, 8 May, 2015
Opinión

Comuniones y comilonas, frente a muertes por hambre

comunionCada año mueren millones de niños en el mundo víctima del hambre

Niñas y niños un año más han recibido su Primera Comunión y, con ella, para festejarlo, las posteriores opíparas comilonas ofrecidas por sus padres. Mientras tanto otros pequeños, millones, más desfavorecidos de otro lugar del planeta siguen muriendo en el mundo víctimas del hambre y la desnutrición.

Pese a la crisis, ¿crisis?, en estos días en los que han quedado atrás las celebraciones de la Primera Comunión, una de las mayores preocupaciones de los padres es que el banquete, posterior a la celebración, fuera lo mejor de lo mejor, que los invitados quedaran satisfechos, hartos de comida, que no faltara absolutamente de nada, es más, mucho mejor que sobre, antes que falte. ¡Qué horror y qué error más grande!

Meses antes, los progenitores de esos niños y niñas que participaron por primera vez en ese sacramento se han estado debatiendo sobre las viandas que pondrán en esa comida de la celebración en cuestión, con las que festejar el evento. Que si cordero o cochinillo, si capón o el recomendado conejo, si rodaballo o mero, si foie-gras o el paté de perdiz, si los carabineros o langostas, si gambas blancas o langostinos, si un poco de caviar o jamón ibérico de bellotas.  O, ¡qué narices! ¿Por qué no de todo un poco? Claro, eso es lo más acertado poner de todo…

Pues, ¿saben? En aquellos momentos en los que esos padres se sumían en la más profunda incertidumbre, angustia, ansiedad, intranquilidad, inquietud? porque no faltaran en la comilona de la comunión aquellas codiciadas piezas de carne, de pescado, de mariscos, para saciar hasta la saciedad a los invitados, en aquellos precisos momentos, en esos instantes en los que la principal preocupación era esa, en un lugar del planeta, nuestro planeta (éste), estaba muriendo un niño menor de cinco años víctima, precisamente, de la desnutrición, de no tener absolutamente nada que llevarse a la boca que le pudiera salvar su incipiente vida.

En el último informe mundial, se contabilizó más de seis millones de muertes de pequeños en el mundo víctimas de la desnutrición. Ahí están los datos, no me los estoy inventando, como ese otro dato a cerca de esos ochocientos millones de seres humanos que padecen hambre e inseguridad alimentaria en el mundo

¿Se imaginan a ese pequeño implorando un poco de alimento para poder vencer su inminente muerte, mientras su madre impotente, y también hambrienta, contempla cómo se va apagando lentamente la efímera vida de su hijo que sostiene sin fuerza en sus brazos hasta el último momento sin solución?... Pero eso no es noticia. ¡Qué triste! Seguro que ningún medio de comunicación, audiovisual o escrito, lo reflejará en grandes titulares, ni tan siquiera se harán eco de esos datos. Quizás algún que otro periódico lo refleje en el más recóndito hueco de la página más inadvertida con un pequeñísimo texto de apenas unas escuetas líneas. Y son muertes de niños, jóvenes, adultos, mayores?, de seres humanos absolutamente igual que nosotros, que se producen diariamente. Pero, eso sí, por ejemplo, la aptitud delictiva, los amoríos, los devaneos, las inclinaciones sexuales, las divagaciones, la asquerosa vida de algunas folclóricas y sus queridos, acaparan los grandes titulares y todo el espacio que haga falta. ¡Repugnante!

Podría seguir, pero no quiero abusar de su magnanimidad. Ustedes, estimados lectores, ya sacarán sus propias conclusiones. Invito a la reflexión, a un análisis profundo, de esta triste situación de hambre y pobreza que millones de seres humanos padecen en el planeta mientras que otros nadan en la más absoluta opulencia.

Quizás, entre todos, podríamos dar con el hilo de Ariadna, aunque sabemos quién o quiénes tienen la clave para solucionar este terrible y terrorífico problema del hambre y la miseria en el mundo, que no son ni más ni menos que la mayor parte de los gobernantes de este planeta, movido por los egoístas intereses políticos y económicos impuestos por el feroz capitalismo, en manos de las grandes potencias multinacionales que extorsionan a naciones enteras, haciéndolas cambiar de régimen, llevando a los pueblos al límite de la desesperación e incluso a la guerra.

Sobre el autor

- Comunicador Gastronómico. Cerca de cincuenta años de carrera profesional, defensor a ultranza del aceite de oliva virgen extra, de la alimentación mediterránea e investigador nato de la cocina antigua.

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