Publicado el: Dom, 31 Ago, 2014
~Archivo de opinión

¿Botas de Agua, Sandalias, Zapato…? ¡Qué calor!

manguera (1)Comienzo esta exposición pidiendo disculpas a los posibles lectores de esta sección por mi ausencia; la vida en ocasiones nos reta y hay que concentrar todas las energías en ganarle la batalla. Dicho esto comienzo con el tema que me gustaría tratar, un tema muy “de andar por casa” pero no por ello menos importante en nuestra vida diaria.

Hemos tenido un verano cómodo, fresco y tranquilo, dentro de lo que cabe. Esto nos ha permitido -¡gracias a dios o a quien ustedes estimen!- ver menos chanclas y cruzarnos con más zapatos, sandalias y demás calzado que ocultan –al menos en parte- el grado de cuidado (o descuido) que se tienen con nuestros pies.

No obstante, y ahora viene el motivo de ese título tan raro, todas las mañanas algunos ciudadanos nos vemos tentados a desempolvar las botas de agua y hacerlas nuestro “calzado insigne mañanero” para enfrentarnos a esta ciudad en la que vivimos, pero a pesar de la tregua, en julio dan “un poquito de calor”. Les recuerdo que vivimos en una maravillosa ciudad, a la que cada vez acuden más turistas llamados por nuestra historia, nuestras instituciones y la escasez de aglomeraciones o bullicios.

Las grandes ciudades de España y de Europa que conozco (aún no he cruzado “el charco”, pero espero hacerlo en poco tiempo) son ciudades que utilizan un sinfín de reclamos para conseguir aumentar sus cifras de turistas: historia, certámenes, actividades en la naturaleza, relax y confort,… pero sobre todo, y en primer término, una ciudad limpia, sostenible y ágil para el transporte, ya sea público o privado. En estas últimas materias tenemos un cero del tamaño de la magnífica catedral de Burgos (que si no la conocen, deberían, pues es una maravilla que tenemos no muy a desmano). ¿Por qué suspendemos? Lo cierto es que la mayoría de nuestros visitantes (y ya no digo de ciudadanos –el porcentaje aumentaría en demasía) se quejan de que San Fernando no está limpia, y lo digo porque en mi trabajo trato con ellos todos los días y oigo sus comentarios (muchos positivos, no se crean) y sus quejas. Hablando el otro día con una pareja de la mitad norte de España, me decían –con jocosa ironía- que debíamos informar que para andar o pasear en bici con los niños a primera hora de la mañana, en esta ciudad se necesitan botas de agua. Porque muy normal no es que cuando empieza la vida de una ciudad sea cuando el servicio de limpieza comience su andadura, para nosotros odisea.

Uno se levanta, se lava la cara, prepara el desayuno y se lo toma, se ducha y sale con energía renovada y vestimenta aseada a enfrentarse a las tareas diarias (o a la jornada de veraneo con niños, que suele ser maratoniana y agotadora). Y así de guapos salimos para encontrarnos unos camiones echando agua como locos, empujando la mierda –léase colillas, papeles, arena, chicles, plásticos,…- por la calle y dejando pequeños charcos con mugre en todas las esquinas, raíles de tranvía, portales de casas, escalones de comercio (que abrieron y limpiaron antes de su llegada) y demás zonas por donde pasan.

Y así los que madrugan –ciudadanos o visitantes- si salen a trabajar o a tomar un café mañanero con diario o libro (tarea muy satisfactoria), en diez minutos tienen los pies llenos de agua oscura (sucia, por si alguien no lo entiende) y con la cara como un cromo de la mala baba que te entra acordándote de la empresa subcontratada, de sus trabajadores, del alcalde, del equipo de gobierno y hasta de la dichosa oposición. Porque en todas las grandes ciudades (y presumimos de serlo) los barrenderos salen en tropel por la noche para quitar lo que el día a desmerecido el aspecto ideal de su ciudad y tras ellos, una serie de camiones con mangueras o cochecitos automatizados (en función de los erarios de los que disponga tan distinguida ciudad) para “fregar” un suelo que ya ha sido librado de la mugre y al que sólo hay que librar del polvo. ¿Es así como lo hacen en casa o no? Me pregunto si en la casa del señor alcalde, de los concejales –gobernantes y opositores- primero se barre o aspira y después se friega o como consienten en su ciudad, pasan agua por encima del polvo, los pelos o lo que se haya depositado en sus magníficos suelos.

Al mismo tiempo me asombra, con las quejas que oigo por la calle Real, que ningún tipo de asociación de comerciantes haya levantado queja formal ante tal cosa. Los comercios limpian sus aceras –o escalones de entrada- antes de abrir sus puertas y a la media hora… ¡sorpresa! El escalón, la acera y hasta el propio comercio está lleno de mierda, ya que el agua que vamos pisoteando –sucia, recuerdo- se va quedando en todo el establecimiento.

Pero igual que digo una cosa digo otra… ¿vivimos en la Edad Media? Esta pregunta tiene una fácil respuesta: NO. Sin embargo la mayoría de comerciantes –bares, papelerías, autoescuelas, clínicas,…- y muchas comunidades de vecinos, limpian sus zonas y una vez que terminan arrojan el agua –también sucia, por si no lo habían apreciado- a la calle. Y digo lo de la Edad Media porque sólo les falta decir “¡¡Agua va!!”, para completar con una asquerosa tradición que hace mucho que dejaron de hacerse en la mayoría de las ciudades que conozco.

Para los que estén pensando que soy muy tiquismiquis, les diré que seguramente tienen razón, pero eso no invalida los argumentos aquí expuestos. Y para los que protestan en las tertulias cafeteras o cerveceras sólo recordarles que todos los ciudadanos podemos elevar protestas a la Administración en caso de que alguno de los servicios que ésta presta nos resulte perjudicial. Que luego contesten o no,…. Ahí está el quiz de la cuestión, pero que sepan que podemos y debemos protestar, pero por los cauces eficaces.

Y con esto y un bizcocho…hasta mañana a las ocho, eso sí, con botas de agua y acordándome de una larga lista de familiares de políticos locales y de personal de la empresa de limpieza.

Sobre el autor

- Les pido permiso para entrar en sus hogares y compartir mis inquietudes, mis anhelos, mis vivencias, mis ideas y hasta mi soberbia. Discutamos sanamente, que el mundo es de quienes toman las ideas y les dan la vuelta.

Mostrando 1 comentario
  1. Rocío Pita dice:

    De todo lo que dice, ¡doy fe!
    Y mi mayor sorpresa es que vengo a mi tierra natal desde una población la mitad de grande, y me sorprende que no haya barrenderos al uso. Aquí, en esta ciudad que me acoge hace 15 años, los hay, y muchos, por todas partes... Lo dejan todo expectacularmente limpio, y luego, pasan el agua para terminar de limpiar, echando los restos a los sumideros.

    Y lo peor, y que más me llama la atención, es que la propia gente se asombra cuando te ven comer pipas y ven que tienes una bolsa de plástico donde echar las cáscaras.

    En fin, que hay veces, que pienso que no tiene solución.
    Edad Media... sin piedra ostionera en el magnífico Teatro de las Cortes, sin pozo en el Patio Cambiazo, con una maravilla arquitectónica como el Ayuntamiento, que no sé a qué esperan para restaurarlo como 'Dios' manda, o si están esperando a que se caiga, y sólo con atraso.

Deja tu opinión

XHTML: Puedes usar las siguientes etiquetas HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>