Una verdadera semana – y más – de pasión es lo que están viviendo el personal del Hospital de San Carlos. Las decisiones políticas, la crisis, la falta de previsión y la poca visión de futuro lo condenan a una muerte anunciada.

El Hospital Naval de San Carlos ha estado situado en dos lugares distintos, situados ambos a escasos metros. Desde su creación hasta 1809 estuvo ubicado frente al Panteón de Marinos Ilustres y desde esa fecha hasta la actualidad a mano izquierda del Panteón.

La construcción del viejo hospital comienza en febrero de 1809, en plena guerra de Independencia, aunque se tuvo que improvisar un hospital en un convento de Franciscanos, debido al numeroso número de prisioneros franceses y a que no se había acabado el de San Carlos. En 1836 paso a jurisdicción de la Marina, hecho pararlelo a la supresión del Real Colegio de Cirugía de la Armada de Cádiz. El hospital atendió a pacientes militares y civiles de la localidad, y a heridos procedentes de la Guerra de la Independencia, Guerra de África, Guerra del Rif y Guerra Civil Española. Durante la Guerra de la Independencia y la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis (1823-1828) trabajaron conjuntamente cirujanos y médicos españoles y franceses. El centro tuvo una actuación destacada durante las grandes epidemias que asolaron la provincia a lo largo de los siglos XIX y XX, fiebre amarilla, cólera, gripe española y tifus. En la Actualidad queda su antigua portada en medio de una plaza más bien desolada y mal cuidada que ocupa el lugar del viejo hospital.

La construcción del nuevo hospital comienzan a finales de la década de 1970, prolongándose hasta 1981, año en el que se derribó el viejo hospital. El moderno centro hospitalario continuó perteneciendo a la Armada hasta 2002, año en el que se integró en la red hospitalaria del Ministerio de Defensa. Si bien es verdad que nunca estuvo a pleno rendimiento con muchas plantas cerradas hasta languidecer hasta la actualidad.

La población militar de San Carlos, desde que no hay “mili” está mal cuidada y abandonada y es consecuencia de malas políticas por parte de todos los gobiernos que tanto han maltratado a la Isla.

Se quiso echar a los militares en el pasado, militares que dieron tanto sustento a San Fernando, pero sin ofrecer alternativas a esos históricos terrenos. Cuando se aprobó hacer un campus para sacar y ampliar facultades de Cádiz, se perdió la oportunidad de ofrecer a la Universidad de Cádiz unos edificios históricos, una población urbanizada y con una estación de tren a lado y en plena ciudad. Pero las maniobras políticas y la desidia del gobierno municipal acabaron con dicho campus en Puerto Real en medio de la nada. ¡Que gran oportunidad de haber convertido ese Hospital de San Carlos en Universitario!.

Porque no es explicable, que una ciudad de casi 100.000 habitantes esté dotada solamente de unas urgencias de pueblo. El plan de infraestructuras sanitarias está completamente equivocado, lo lógico hubiera sido reformar y modernizar “Zamacola” y en vez de un macro hospital en Cádiz, dotar a San Carlos y dar mejor servicio en la Bahía. Pero claro, Defensa entonces no quería. Y ahora, que tiene menos presupuesto que el Tahivilla F.C., quiere largarlo en plena crisis al S.A.S. Además de abandonar a su suerte -me temo que a la suerte de las privadas-  a su cualificado personal.

Sea cual sea la solución, seguro que perderá -otra vez de nuevo- la Isla. Una isla que desde que perdió la Escuela de Guardiamarinas ha ido goteando desmantelamientos de su historia y por ende de su economía y lo que era una gran ciudad cosmopolita se está convirtiendo en un pueblo dormitorio si no lo es ya. Culpables todos.

Pablo M. Sánchez Martín.