Ya la tenemos encima, encima de los partes meteorológicos porque como en los últimos años parece que San Pedro tiene la mano floja. Y una Semana Santa que se presenta en la línea de los últimos años, es decir, sin novedades importantes y perdiendo público asistentes a los desfiles.

Desde que se puso, aunque hoy aceptada en mayoría, la kilométrica Carrera Oficial es un hecho que no cuaja entre los isleños. Ya sé que me dicen que están todos los abonos vendidos y que hay lista de espera de cientos. Pero lo cierto es que después revisas videos y fotos y siempre está vacía. La falta de sincronización de horarios entre Hermandades es un motivo, pero no lo es menos que en su noventa por ciento, los palcos son propiedad de gentes vinculadas al mundo cofrade y algunos enchufados que no hacen uso de ellos. Se da el caso de palcos que están vacíos toda la semana.

Pero su ubicación y rectitud da un aspecto de “sambodromo” que no contribuye al lucimiento, lucimiento que no es apoyado por el Ayuntamiento engalanando la ciudad, ya que creo que es la única población del entorno en que sus ventanas y balcones no están vestidos ni sus edificios principales adornados, amén de que se antoja necesario el colocar pasarelas de evacuación en las calle concurridas y tapar los elementos de tráfico o demasiado modernos, eso sin contar con la fealdad actual de la Calle Real por mor del Tren-Tranvía. Loaiza -que ha sido concejal en Cádiz con Teófila Martínez- podría haber tomado ejemplo de Cádiz.

Una opción que se habló de Carrera Oficial fue la que iría de la Calle González Hontoria (de los arbolitos) con las tribunas varias en la esquina del centro Obrero y continuaría por Rosario con sus paneles delante de las sillas, eso si, muchas sillas de venta diaria. Creo que la Isla no necesitaría más.

Pero en la situación también tienen que ver las Hermandades, que empezando por unos repertorios musicales muy pobres termina con las dudas identitarias de muchas. La gran proliferación de autores de marchas dedicadas a Cofradías locales han privado al público de poder disfrutar de las marchas “de toda la vida” en beneficio de muchas que no incorporan el estilo de la procesión o no reúnen calidad suficiente.

Muchas Cofradías isleñas realmente no saben que Hermandad son, ya que conjugan elementos de corporación de luto con maneras y estética de las llamadas de barrio o bulla. Dándose casos de Hermandades de barrio que elijen marchas fúnebres o no quieren ver mecer el paso, o de luto que si lo mecen.

La carga si está en un momento estancado -suponiendo que necesite evolucionar en algo- desde prácticamente la fundación de la JCC. Desde el estilo marinero y antiguo de ir a las bandas se ha llegado en algunos casos a la sosería absoluta de la quietud. Pero es que si el momento máximo de la carga es el “superquieto” o el “cojito” tampoco hacemos un gran favor a el mundo de los cargadores.

Una necesaria evolución se impone desde los márgenes estrictos de la tradición hacia una conjugación perfecta de música y cargadores, a sacar partido a los momentos de brillantez sin estropearlos con estridencias que descuadran el paso. Un gran trabajo de ensayos, de que la “voz” se sepa las marchas y de como decía un cargador antiguo, que trasmita. Cosa que hoy no pasa.

Se pueden más cosas con lo pies, con los dos. Se están sacando grandes cortejos a la calle que no lucen por que el paso va corriendo o porque cuando llega el momento se “desboca” o por que la Cofradía no quiere, no cuidan los itinerarios tomando más calles del barrio o estrechas. Saliendo a horas mas tempranas -esto es una cuestión de ir acostumbrado al pueblo – y ver un barrio lleno a las cinco de la tarde. Pero claro, la gente sale a la calle a “ver algo”

Y finalmente el Ayuntamiento debería favorecer a la hostelería local y promocionar, aprovechando la celebración religiosa, la ciudad. Que con un cartel en Fitur no se hace nada.

Que el cielo nos deje disfrutar y buena Estación de Penitencia.

Pablo M. Sánchez Martín