Publicado el: Sáb, 26 Sep, 2020
Opinión

¿Cambiará el mundo después de la epidemia? Nada cambiará a no ser que lo cambiemos nosotros

Como cada año al inicio del curso pastoral Mons. Zornoza ha hecho pública su Carta para el curso que comienza. Un año marcado por la entrada de la COVID-19 en nuestras vidas y que ha supuesto una revolución en todos los sentidos. La incidencia de la enfermedad está presente en las reflexiones de Mons. Zornoza por las consecuencias que sigue teniendo en la vida de todos los fieles.

Responsabilidad y agradecimiento

Al inicio de la carta el prelado señala cómo “el coronavirus sigue causando heridas profundas y desenmascarando nuestras vulnerabilidades” y que al mismo tiempo “La crisis ha restablecido, aunque sea fugazmente, el interés por la verdad. Hemos tenido que mirar de frente a la muerte, salir de la fantasía de una vida de apariencias donde no se piensa y se vive atolondradamente recurriendo a tópicos”. Mons. Zornoza hace una llamada a “a hacer nuestra parte” y asumir las cargas de manera compartida más allá de la resignación o la nostalgia (…) aportar lo mejor de nosotros mismos para mejorar la situación en favor del bien común.”

Mons. Zornoza hace una llamada a “a hacer nuestra parte” y asumir las cargas de manera compartida más allá de la resignación o la nostalgia (…) aportar lo mejor de nosotros mismos para mejorar la situación en favor del bien común.”

“¿Cambiará el mundo después de la epidemia? Nada cambiará a no ser que lo cambiemos nosotros” continúa el obispo de Cádiz y Ceuta, en esta línea, ha querido recordar en esta carta el trabajo de la Iglesia en estos meses a través de sus parroquias, organizaciones caritativas, secretariado de migraciones…etc. Una vez más, Mons. Zornoza ha expresado su agradecimiento por “su dedicación, su entrega, su actividad, su vocación, su presencia en momentos tan complicados, de manera callada y discreta, con un testimonio sencillo y alegre, con imaginación, siendo cauce del amor de Dios y vehículo de la presencia de Dios en los sacramentos, llevando la Cruz y viviendo la caridad”.

«La pandemia ha servido a muchos para valorar cosas que antes pasaban inadvertidas, a disfrutar de las oportunidades que nos ofrece el Señor cada día”

El Obispo diocesano ha señalado la importancia del agradecimiento, que se ha “redescubierto” en estos meses difíciles: “Experimentar nuestra debilidad nos lleva a la humildad y a agradecer el bien desinteresado que recibimos. Cultivemos la gratuidad. La pandemia ha servido a muchos para valorar cosas que antes pasaban inadvertidas, a disfrutar de las oportunidades que nos ofrece el Señor cada día”.

Mons. Zornoza ha reiterado además la disposición de la Iglesia “de seguir junto a los enfermos, facilitarles la unción, rezar con unos y con otros, haciendo lo posible por llegar a todos los lugares. La Iglesia no está ausente, está en su sitio, con los más necesitados, con todos, pues todos necesitamos a Dios”; a todos los fieles, ha subrayado “esta ocasión nos exige como cristianos ser especialmente espirituales, sensibles, conscientes y libres”.

El nuevo curso pastoral

Centrando su mirada en el curso pastoral que comienza, a pesar de las dificultades, el obispo de Cádiz y Ceuta ha animado a “estar preparados tanto para ofrecer como para acoger estos modos nuevos de hacer pastoral si las circunstancias así lo demandaran. Invito, por tanto, a todos los responsables de la pastoral –tanto sacerdotes como laicos o consagrados—, a disponer cuanto sea necesario para que la comunidad cristiana pueda ser atendida con generosidad en este posible escenario”. La diócesis mantendrá, en la medida de lo posible, la programación pastoral diocesana  a la que se unen las parroquias con la “actividad basada en el culto y los sacramentos, en la catequesis, la evangelización y en la caridad”. En todo momento, el Obispo se refiere a la responsabilidad y observancia de las indicaciones sanitarias “con total respeto a las necesidades y derechos de todos”.

El obispo de Cádiz y Ceuta ha animado a “estar preparados tanto para ofrecer como para acoger estos modos nuevos de hacer pastoral si las circunstancias así lo demandaran».

 

En cuanto a fechas importantes, la carta recoge la Asamblea Diocesana programada para el próximo sábado 24 de octubre, completando el trabajo anterior y abriendo horizontes pastorales para la diócesis, así como la continuidad de los trabajos de los Consejos Parroquiales para conformar el próximo Plan Diocesano de Pastoral. Mons. Zornoza ha alentado a sacerdotes, religiosos y religiosas, fieles y todos los cristianos a “hablar al corazón de los hombres de hoy, con obras y palabras, para poder abrirse al Misterio. Debemos esforzarnos por convertir las parroquias en lugares de encuentro y fraternidad, y vivir una solidaridad cristiana que nos hace corresponsables unos de otros, acompañando a cada cual en su situación y necesidad. Precisamente por eso han de ser escuelas de oración que posibiliten el encuentro con Cristo desarrollando la vida espiritual de los fieles, tanto en la piedad personal como en la oración comunitaria”.

 

Mons. Zornoza ha subrayado la importancia de la continua formación, especialmente para los sacerdotes y la labor de caridad insustituible en la vida de la Iglesia y especialmente relevante en una época de crisis socieconómica como la que ya estamos padeciendo “estemos también nosotros pendientes de los necesitados presentes y futuros, con especial atención a Cáritas, donde la Iglesia diocesana se desvive por cuentos necesitan nuestra ayuda”.

La formación permanente, los sacramentos, las acciones de evangelización y la actividad caritativa de la Iglesia diocesana, labores necesarias para la conversión y el avance de los fieles y la Iglesia diocesana.

 

Por último, el Obispo diocesano ha tomado las tres invocaciones que el Papa Francisco ha añadido a las Letanías Lauretanas: “Madre de la Misericordia”, “Madre de la Esperanza” y “Consuelo de los Migrantes“ indicando que estas tres invocaciones nacen de los “desafíos” de la vida que tienen una fuerte conexión con los momentos actuales de la Iglesia y la humanidad. Por todo ello recurrimos a la Virgen, llenos de afecto y confianza”. Especialmente se ha fijado el Obispo en la advocación de “Consuelo de los Migrantes” con respecto a la que ha subrayado “nuestra diócesis conoce de cerca a estos necesitados y se solidariza con su sufrimiento, sin olvidar que todos somos migrantes en la vida”.

 

Mons. Zornoza, Obispo de Cádiz y Ceuta

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