Publicado el: Lun, 31 Ago, 2020
Al Liquindoi

El Real Observatorio de la Armada de San Fernando realiza el seguimiento del cometa Neowise C/2020 F3

Telescopio Fabra-ROA en el Montsec (TFRM).

Debido a su periodo orbital habrá que esperar más de 6000 años para poder volver a verlo.

Durante los primeros días del mes de agosto, el Real Observatorio de la Armada ha contribuido activamente a la observación del tránsito del cometa Neowise C/2020 F3: un nuevo cometa descubierto el pasado 27 de marzo por el telescopio espacial Neowise, que se aproximó hasta una distancia mínima al Sol de 44 millones de kilómetros el pasado 3 de julio, y que alcanzó su punto más cercano a la Tierra el 23 de julio (103 millones de kilómetros). Las observaciones ahora efectuadas han aportado interesantes imágenes y datos científicos para mejorar la determinación de la órbita.

Ello ha sido posible gracias a las capacidades del Telescopio que, bajo un convenio con la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, opera conjuntamente con el Observatorio Fabra en la sierra del Montsec. Se trata del TFRM, acrónimo de Telescopio Fabra-ROA en el Montsec, un potente instrumento con más de sesenta años de historia, que ha sido actualizado, reconfigurado, automatizado y robotizado, para desarrollar tareas variadas de detección y seguimiento de objetos espaciales.

Este cometa ha sido uno de los más brillantes que se han podido observar desde la Tierra, llegando a alcanzar una magnitud de 4,5, equivalente a la de una estrella débil observable a simple vista sin ayuda de instrumentos.

 

El Telescopio Fabra-ROA en el Montsec

Los orígenes del Telescopio Fabra-ROA en el Montsec (TFRM) se remontan a 1958, pues se trataba de la cámara Baker-Nunn instalada en el Observatorio para realizar seguimiento de los primeros satélites artificiales.

En 2002 comienza el proyecto de actualización y cambio de configuración, que quedó materializado en el actual TFRM, puesto en operación en el año 2010. El nuevo telescopio siguió conservando las características que hicieron de él un instrumento ideal para el seguimiento de cuerpos en órbita terrestre, pero también adquirió nuevas capacidades para ampliar el rango de observación, añadiendo entre sus características la facultad de a) observar tránsitos de exoplanetas, de b) detectar y seguir asteroides, cometas y pequeños planetas, o de c) detectar eventos ópticos tales como explosiones de rayos gamma, supernovas y novas.

 

 

Cometa Neowise C/2020 F3 observado con el TFRM en agosto de 2020.

Acerca de los cometas

Los cometas son restos cuyo origen se asocia a la formación del sistema solar, hace alrededor de 4.600 millones de años. Poseen una pequeña parte congelada llamada núcleo, cuyo tamaño por lo general no es mayor de unos pocos kilómetros. El núcleo contiene trozos de hielo y gases congelados con trozos de rocas y polvo incrustados. El núcleo puede tener un interior rocoso pequeño. Al acercarse al Sol desarrolla una atmósfera o coma. El calor del sol hace que el hielo del núcleo se convierta en gas para que la coma se agrande. La coma puede tener un diámetro de cientos de miles de kilómetros. La presión de la luz solar y las partículas solares de alta velocidad (viento solar) soplan los materiales de la coma lejos del sol, formando una cola larga y, a veces, brillante. En realidad, los cometas tienen dos colas: una de plasma (gas ionizado), en dirección contraria al Sol, y otra de polvo, curvada unos 60º respecto de la primera.

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