Publicado el: Mié, 2 Sep, 2015
Opinión

Un verano cofrade muy triste

Julio Fernández.

Julio Fernández.

El verano siempre fue época de descanso de los cofrades. Un descanso a medias, pues la caseta de feria, la verbena o la preparación del nuevo curso cofrade no permiten una relajación total. Pero este verano pasará a la historia por ser uno de los más tristes. Se han ido cofrades jóvenes, todos de repente, por paradas cardíacas o por un cáncer que desconocían y no sentían. Fue sólo cuestión de horas, como Julio Fernández Pérez, cargador de la JCC que a comienzos de julio nos sorprendía con su repentino fallecimiento. Tenía 48 años y eso dejó un importante vacío en el mundo de la carga, dado su carácter jovial y su participación en el seno de la entidad y también en esa comida anual de El 4º Palo.

Pero no terminaron los sustos ni las sorpresas. Ese mismo mes, el 22 de julio, fallecía en un hospital de Jerez el conocido cofrade y músico de la banda Maestro Agripino Lozano, Joaquín Manuel García Amigueti, muy conocido en San Fernando también por su profesión de visitador médico o de chófer. Joaquín formó parte de la junta de gobierno de la hermandad del Nazareno y era miembro de la banda Maestro Agripino, donde tocaba el saxofón. Tenía 55 años.

No había terminado el mes de julio, y uno de los cofrades más comprometidos y conocidos como Antonio Salas Sánchez nos dejaba el 30 de julio. Antonio era un auténtico apóstol que durante años acompañó y aprendió del Padre Jorge Loring Miró. Durante varios años amenizaba la mañanas dominicales con su programa de marchas de Semana Santa en Radio La Isla y además, era el responsable en San Fernando de la editorial Spiritus Media. Su fallecimiento sorprendió y sólo la enorme fe de la familia y amigos mitiga el dolor de su despedida.

Julio había sido horrible. Pero no terminaba la cosa. El 11 de agosto fallecía en el hospital Puerta del Mar una mujer excepcional, cofrade de la hermandad del Ecce-Homo a sus 50 años. Nadie pensaba en el mes de junio que todo esto podía pasar y sin embargo pasó. Guadalupe Hernández Fontanilla se fue dejando también un gran vacío.

Por último, en agosto se nos iba también un cofrade ejemplar y entregado hasta sus últimos días a la hermandad del Ecce-Homo, a cuya junta de gobierno perteneció. Un cofrade grande y de gran esmero y educación como Francisco Marchante de Alba.

Cierto es que todos los días muere alguien, pero la naturaleza humana nos lleva a pensar en llegar a la tercera edad. Sin embargo, ninguno de estos cofrades llegará y tampoco nadie esperaba que esto pudiera pasar. Pero así son los designios del Señor.

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