Publicado el: Lun, 9 Feb, 2015
Opinión

Goyas 2015. El año de la Isla mínima y del mínimo esfuerzo

roviraNo aprendemos. Y esto debería ya de sonar a resignación cristiana. Los responsables de la gala, año tras año, demuestran su nulo sentido del espectáculo y del ritmo televisivo. ¿Tan difícil es aprovechar  el gran momento de nuestro cine y confeccionar una gala que resulte entretenida y que no provoque en el espectador un cierto sentimiento de vergüenza ajena? ¿Tan pocos mimbres tiene nuestra comunidad cinematográfica como para hacer del espectáculo una quimera?

En el año de vacas gordas del cine español, siguen sin dar con la tecla. Asombrado, asisto a un número inicial tremendamente deficiente que no salvan ni grandes como Ana Belén o Miguel Poveda –quien después nos ofreció un mini concierto tan estupendo como inapropiado para una gala del cine- desembocando en un autocomplaciente “Resistiré” para que el ínclito “Nacho” Wert se diese por aludido.

A Dani Rovira –excelente monologuista, sin duda- se le puso una patata caliente entre manos y se cargó toda la responsabilidad sobre sus hombros. Tras una brillante intervención inicial con los nominados –el mejor momento de la noche, sin duda- a medida que iba avanzando la gala el descalabro generalizado casi le acaba engullendo, sobreviviendo a base de su encanto personal muy por encima de un deficiente y agotado guión.

Los presuntos grandes momentos que se esperaban, acabaron por desesperar sin remedio a una decepcionada –y a ratos anonadada- audiencia. Sin ir más lejos, Antonio Banderas personificaba el regreso del hijo pródigo y la historia acabó con el público pidiendo la hora a un árbitro imaginario. Con un discurso tan interminable como presuntamente emotivo, nuestro malagueño universal pretendió tocar la fibra sensible del oyente pero se equivocó y tocó otra distinta que provocó el sopor. No puedo evitarlo, Banderas me cae bien. Pero no dejo de opinar que sobreactúa hasta cuándo va a comprar el pan. Qué le vamos a hacer, a los que queremos les tenemos que aguantar con todos sus defectos…

Y respecto a los premiados, justo repaso de “La isla mínima” a ese ladrillo pretencioso, disfrazado de trepidante film de acción, que es “El niño”. Diez cabezones por cuatro del film publicitado hasta la saciedad por Telecinco. Y no me parece el film de Alberto Rodríguez una joya merecedora de tanto reconocimiento ya que solo es el tuerto en el país de los ciegos, tan brillante a ratos como víctima de inesperadas lagunas en el guión.  En un año de arcas llenas, el cine español ha visto como la calidad media de sus películas no ha estado al mismo nivel.

Justos y esperados los premios a un enorme Javier Gutiérrez como actor principal y a una  Nerea Barros –fantástica como la sufrida madre de las víctimas- en el apartado de actriz revelación, sin olvidar a una elegante y bella Bárbara Lennie que con su Goya a actriz principal por “Magical girl” se postula como una de las actrices a seguir de cerca en los próximos años.

¿Y qué fue de la célebre “Ocho apellidos vascos”?. Al final consiguió tres estupendos Goyas que otorgan un broche de oro a una producción que ya es historia de nuestro cine. Muchos se quejaron de la ausencia del film en las grandes categorías, dejándose llevar por el éxito popular sin recordar o reconocer que la película era solo correcta, a ratos tan divertida como facilona y exasperante. Karra Elejalde –no olvidemos que la película va al ritmo que él marca- logró un justo premio como secundario, mientras que a Carmen Machi se le ha dado el reconocimiento que venía demandando una actriz todoterreno como ella, recordando a la gran Amparo Baró en uno de los momentos más sinceramente emotivos de la gala.

Respecto al premio de Dani Rovira como actor revelación… bueno, mejor me quedo con el hecho de habérselo quitado a ese mueble con ojos claros que es Jesús Castro, por quien debería crearse una nueva categoría llamada “Mejor actor que repite el mismo personaje en dos películas”. Tanto en “El niño” como en “La isla mínima” repite exactamente la misma interpretación de chico guaperas, chuleta, desafiante e inexpresivo.  Si este es uno de los baluartes del futuro cine español, apañados vamos.

Volviendo a Rovira, él no interpreta realmente. Más bien plasma en pantalla todos los tics que le han hecho grande como “showman” y monologuista, incluida esa peculiar manera de hablar tan cercana al gran Paco León cuando imitaba a Raquel Revuelta en aquel glorioso “Homo Zapping”.

En fin, otro año en el que nos vuelven a dar coba. Y yo “erre que erre” delante del televisor. Pero en el fondo es que soy un “masoca” consentido. El año que viene seguiremos informando…

Sobre el autor

- Empresario y crítico cinematográfico de Onda Cero Cádiz durante casi dos décadas. Además ha colaborado en tareas cinematográficas en medios como Guiadecadiz.com, Radio La Isla y Onda Litoral Cádiz.

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