Publicado el: Sáb, 30 Mar, 2013
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La última voluntad

 

Huele_a_romero_1  Hoy, jueves Santo, nos hemos reunidos muchos de sus amigos para, de alguna manera, darle la satisfacción que añoró y manifestó en vida el gran Autor Pedro Romero Baro. Para ello, nos hemos reunido en torno a una caracola realizada para esta ocasión y depositada en el Bar "Los Pabellones", donde tantas mañanas recalaba Pedro y se le ha recitado un poema de su poeta preferido:

 

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.

Para la libertad, mis ojos y mis manos,

como un árbol carnal, generoso y cautivo,

doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones

que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,

y entro en los hospitales, y entro en los algodones

como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos

de los que han revolcado su estatua por el lodo.

Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,

de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,

ella pondrá dos piedras de futura mirada

y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan

en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño

reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.

Porque soy como el árbol talado, que retoño:

porque aún tengo la vida.

MIGUEL HERNÁNDEZ, El hombre acecha, (1938-39)

Seguidamente y siguiendo en todo momento la voluntad de Pedro, sus amigos, lo han acercado hasta su Nazareno de Santa María y alli, junto a su figura, se ha dado lectura al precioso pasodoble que escribió Pedro para la Comparsa de los Gitanos del Puerto de Santa María.

 

 

Señor de Cai,

Cristo gitano del Barrio Santa María,

vengo a rezarte con mi fé y mi alegría,

en una copla de mi mundo el carnaval.

Greñuo moreno,

tu pelo negro bajando Jabonería,

tu cruz a cuesta de tormentos y agonías,

tus pies descalzos sangrando de caminar.

Silencio, silencio soberano,

que va bajando la Cuesta

el Señor de los Gitanos.

Silencio, silencio y ternura,

que detrás viene su Madre

la Virgen de los Dolores,

con carita de amargura.

Rezando las monjas en el convento,

entre salmos y entre versos,

entre incienso y azahares.

Sólo con mirarlo me conmuevo

viendo su cara divina,

y en la frente ese desprecio

de una corona de espinas.

Padrecito, Nazareno,

no te olvides de tus hermanos

que llevamos a cuesta una cruz,

por se gitanos.

Comparsa "Huele a Romero" año 2008 Pedro Romero

 

Desde allí, quiso visitar la Playa de Santa María y quedar para siempre junto a la "piedra barco" que tantas veces inspiró al maestro.

 

Que descanse en Paz y las olas le sirvan de compás por los siglos de los siglos.

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