Publicado el: Jue, 6 Sep, 2012
Opinión

El valor de la huella patrimonial

Siglos de historia definen la denominada Villa de la Real Isla de León, hasta que el Real Decreto del 27 de noviembre 1813 le concediera el título de Ciudad bajo el nombre de San Fernando, en honor al por entonces monarca reinante Fernando VII.

Dicho privilegio viene dado por la valentía que el pueblo isleño mostró ante el asedio de las tropas francesas durante la Guerra de Independencia en 1810, además de por haber albergado al Consejo de Regencia que dio lugar, con posterioridad, a las Cortes Generales que promulgaron hace 200 años en Cádiz, el primer texto legal liberal que se daba en España: la Constitución de 1812.

Sin duda, es esa época histórica la que con mayor asiduidad se recuerda actualmente y la que más explota histórica y patrimonialmente la actual San Fernando; algo razonable puesto que los siglos XVIII y XIX dotaron a La Isla del esplendor urbanístico, ya sea civil, militar o religioso, que aún se conserva y conoce, como el Arsenal de la Carraca, el emblemático Ayuntamiento o las Iglesias Mayor y del Carmen.

Sin embargo, y aunque se cuentan con pocos testimonios documentales y arqueológicos, el paso del tiempo ha dejado en San Fernando la huella de siglos, e incluso de milenios, de ocupación prehistórica, fenicia, romana, islámica, de una posterior reconquista y repoblación, moderna y contemporánea.

En efecto, etapas históricas, como el esplendor medieval del Lugar de la Puente, han pasado, en su mayoría, desapercibidas para los investigadores. Poco se sabe, por ejemplo, de aquella isla que pertenecía al monarca árabe Jacob Aben Jussef, que albergaba un pequeño número de casas alrededor de un ribat-campamento (origen del Castillo de San Romualdo), que defendía y vigilaba la principal vía de comunicación con el continente, el actual sitio histórico del Puente Zuazo.

Ante esta situación, resulta necesario un profundo estudio y conocimiento de la historia del hoy término municipal, rico en yacimientos arqueológicos que hablan de la presencia de antiguos pobladores que dieron forma al territorio cuando aún se divisaba el archipiélago formado por las islas Gadeiras, como Erytheia, Antípolis y Kotinoussa.

De la más grande de estas islas, Kotinoussa, se desprendió el Islote de Sancti-Petri, antiguo peñasco donde la mitología ubica los huesos y reliquias de Hércules, motivo por el cual se erigió en su honor el famoso templo fenicio al dios Melkart, figuración primitiva del Hércules gaditano, donde se encuentra el actual monumento defensivo del siglo XVIII que da nombre a este nuevo periódico digital, el Castillo de San Fernando.

Lorena Prián

Licenciada en Historia y Máster en Estudios Hispánicos.

Sobre el autor

Mostrando 1 comentario
  1. Sandra dice:

    Enhorabuena Lorena, una interesante introducción de la historia de nuestra ciudad. Estoy segura de que hay cosas muy interesantes que no sabemos sobre la misma.

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