Publicado el: Mié, 5 Sep, 2012
Opinión

Consecuencias de una Magna del Bicentenario de 1810

En los últimos tiempos ha cobrado un auge importante la conmemoración de distintas efemérides. En parte gracias al auge de la Historia y al interés por el conocimiento del pasado. Dentro de estas conmemoraciones, San Fernando disfrutó de una procesión Magna en 2010 y Cádiz la ha celebrado este mismo año. Sin embargo, y más por San Fernando, que por Cádiz, a la que le queda todavía la posibilidad de celebrar el aniversario de este importante acontecimiento, en San Fernando, el primer aniversario de lo que ha sido la primera procesión Magna de la historia local y sobre todo el acontecimiento más multitudinario del Bicentenario de Las Cortes de 1810, pasó sin pena ni gloria: no existió.

A las pocas semanas se descubrió una placa conmemorativa, pero ya con el Sábado Santo del 3 de abril de 2010 en las hemerotecas y en recuerdos gráficos, nada se ha hecho por valorar aquel acontecimiento que pasó fugaz ante los ojos de decenas de miles de personas. Pasó el aniversario y ni siquiera se procuró una exposición fotográfica de aquel acontecimiento. Pasó la Magna, y ni siquiera se constituyó una mesa redonda que valorara la organización y el resultado. Que fue muy positivo, pero que necesitaba de que los organizadores mostraran sus impresiones, y de paso, recibieran el justo reconocimiento al trabajo bien hecho.

Tampoco se han proyectado públicamente algunas de las películas grabadas en la memorable jornada, ni se han proyectado fotografías, en unos tiempos donde la era digital ha cobrado un gran protagonismo y contando con instalaciones, como el Centro de Congresos Cortes de la Real Villa de la Isla de León, donde se puede aunar una proyección, conferencias y una exposición, sin que ésto tenga un presupuesto inasumible, no ya por el Ayuntamiento o el Consejo de Hermandades, sino hasta por alguna entidad o hermandad.

La Magna fue el acontecimiento más multitudinario, llenó bares, restaurantes y hoteles. Pero tampoco se organizó nada donde los hosteleros pudieran manifestar sus impresiones, sus previsiones, algunas fallidas, pues hubo bares que se quedaron sin productos ante tanta demanda. Y lo más importante, si apostarían por un nuevo acontecimiento de este tipo y cómo lo harían.

Si se celebra un acontecimiento o una efeméride y ésta queda en el olvido, no sirve de nada. El fin de una conmemoración es recordar algo importante y la Magna de San Fernando, hoy por hoy, es un acontecimiento que ya se ve lejos, dentro del programa del Bicentenario de Las Cortes de 1810. Su único recuerdo lo tiene en una lápida descubierta en el lugar de partida, en la esquina de la calle Colón con Santo Domingo o Beato Marcelo Spínola. Puede que a muchos le falten ideas para recordar un gran acontecimiento como la Magna. Excusas hay muchas, muchísimas y seguramente tratarán de buscar alguna justificación, pero lo único cierto es que el aniversario no existió y que los isleños, pero sobre todo los cofrades, no pueden dejar que un acontecimiento como tal quede en el olvido, y lo que es más: que ante un acontecimiento como el bicentenario del título de ciudad, se tome ejemplo de lo bueno realizado y de lo que queda por hacer.

J. M. Fraile

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