Publicado el: Lun, 14 Jul, 2025
Actualidad

Tráfico refuerza los controles de alcohol y drogas en Cádiz del 14 al 20 de julio

Llamada a la responsabilidad ante la persistencia en la conducción bajo los efectos del alcohol y otras drogas detectado en controles policiales

Se van a intensificar los controles preventivos de la tasa de alcohol y presencia de drogas en conductores en todas las carreteras de la provincia

La conducción con alcohol y otras drogas no solo está relacionado con una mayor accidentalidad, sino con una mayor mortalidad y lesiones más severas

Además de sanciones económicas, retirada de puntos e incluso privación del derecho a conducir, se puede llegar a penas de hasta cuatro años de cárcel

La subdelegada del Gobierno de España en Cádiz, Blanca Flores, ha comprobado esta mañana el funcionamiento de uno de los controles de Tráfico que realiza la Guardia Civil en las carreteras de la provincia para garantizar la seguridad vial de los usuarios de las vías.

Acompañada de la jefa provincial de Tráfico, Ana Cobos; de un voluntario de ASPAYM; y del capitán responsable del Subsector de Tráfico, ha acudido a la rotonda de Los Cortijillos, en Los Barrios, donde se localizaba un control de vigilancia de consumo de alcohol y otras drogas, uno de los muchos que se establecen en las carreteras gaditanas a lo largo de todo el año.

“El elevado número víctimas de accidentes de tráfico es un grave problema que, en demasiadas ocasiones, está vinculado al consumo de alcohol y/o de otras drogas en la conducción”, ha afirmado Blanca Flores, que califica de “tragedia la pérdida de una vida en la carretera, por lo que se hace necesario recordar, una vez más, la necesidad de extremar la prudencia al volante”.

En el control ha participado un voluntario de la Asociación de personas con lesión medular y otras discapacidades físicas (ASPAYM), entidad que desde 2007 colabora con la DGT concienciando a los conductores sobre el grave riesgo que supone circular habiendo ingerido alcohol y otras drogas.

Bajo el lema “No corras, no bebas… no cambies las ruedas”, las personas voluntarias con lesión medular víctimas de un accidente de tráfico acompañan a los agentes de tráfico encargados de realizar los controles. En ese momento, el voluntario de ASPAYM se acercará al vehículo retenido, trasladándole el mensaje común de la campaña y demostrando al mismo tiempo con su presencia, las consecuencias y secuelas irreversibles de los accidentes de tráfico.

Últimos datos en Cádiz

En la última campaña de este tipo desarrollada por la DGT en la provincia de Cádiz, en diciembre de 2024, 280 conductores dieron positivo en alcohol y/o drogas en las 12.258 pruebas realizadas por parte del Subsector de Cádiz de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y de los agentes de las Policías Locales de ayuntamientos gaditanos que colaboraron en la campaña.

Esto supone que 40 conductores fueron detectados cada día al volante tras haber consumido alcohol y/o drogas.

Las denuncias de las tres últimas campañas (280 en diciembre y 262 en agosto de 2024, y 223 en diciembre de 2023), evidencian la necesidad de respetar las normas para no poner en riesgo a otros usuarios de la vía.

Tráfico insiste en considerar que estas cifras son inaceptables, ya que con que haya un solo conductor bajo los efectos del alcohol y/o las drogas, ya se está poniendo en riesgo al resto de usuarios de la vía, por lo que se hace un llamamiento a la prudencia y a la responsabilidad de los conductores.

Campaña del 14 al 20

La Dirección General de Tráfico realiza una Campaña Especial sobre el control de la tasa de alcohol y presencia de drogas en conductores desde hoy lunes, día 14, hasta el domingo, 20 de julio.

Durante los siete días de la campaña se intensificarán los puntos de control en todo tipo de carreteras y a cualquier hora del día. Estos controles policiales tienen como objetivo prevenir que personas que han bebido o consumido drogas circulen por las carreteras. Un aumento del número de controles policiales lleva aparejada una reducción en el número de accidentes con víctimas.

El objetivo es contribuir a reducir las actitudes de los usuarios que implican comportamientos que ponen en riesgo la seguridad de la circulación, ponen en riesgo su propia vida, y la vida del resto de usuarios de las vías.

En 2023, último año con datos consolidados 246 personas fallecieron en siniestros de tráfico donde el alcohol fue un factor concurrente, lo que representa el 26% de los siniestros mortales. Además, el alcohol estuvo presente en el 13% del total de siniestros registrados. Estas cifras lo convierten en la segunda causa de siniestralidad vial, solo por detrás de las distracciones y por delante de la velocidad.

La incidencia del consumo de alcohol y drogas en zona urbana, fundamentalmente durante los fines de semana y en determinados lugares donde la existencia de locales de ocio actúa como reclamo para los conductores más jóvenes, además de una mayor existencia de peatones hace importante la participación de las Policías Locales de los municipios, junto a los controles en vías interurbanas que realizarán los agentes del Subsector de Cádiz de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.

Aunque la concienciación ciudadana respecto del consumo de alcohol durante la conducción mantiene una trayectoria ascendente, no ocurre lo mismo con las drogas y persisten determinados hábitos de consumo en algunos sectores, más notorios en zona urbana, donde se registran tasas ligeramente superiores a las registradas en vías interurbanas.

Efectos del alcohol en la conducción

El consumo de alcohol antes de conducir representa uno de los factores de riesgo más importantes en la siniestralidad vial, ya que actúa como depresor del sistema nervioso central, afectando directamente a funciones esenciales para una conducción segura como la percepción, el tiempo de reacción, la coordinación y la capacidad de juicio. Incluso cuando el conductor siente que mantiene el control, su organismo ya está sometido a alteraciones que aumentan exponencialmente el riesgo de accidente.

Uno de los primeros efectos del alcohol es la reducción del tiempo de reacción. Esto significa que ante un imprevisto en la vía (como la aparición repentina de un peatón, un frenazo del vehículo delantero o una señal de tráfico), el conductor tarda más en reaccionar, lo que puede resultar decisivo para evitar o no un siniestro. A esta lentitud se suma una subestimación de la velocidad propia y de la de los demás vehículos, así como una mayor dificultad para evaluar distancias y tomar decisiones acertadas.

A medida que aumenta la tasa de alcoholemia, los efectos se agravan considerablemente, tal y como muestra la infografía

El alcohol no solo está relacionado con un mayor número de accidentes, sino que también incrementa la gravedad de las consecuencias. Diversos estudios han demostrado que en los siniestros donde el alcohol está presente, las lesiones sufridas por las víctimas suelen ser más graves y tienen peor pronóstico. Esto se debe, en parte, a que la conducción bajo los efectos del alcohol suele estar asociada a comportamientos de alto riesgo, como el exceso de velocidad, no utilizar el cinturón de seguridad o realizar maniobras temerarias.

Además, el consumo de alcohol también afecta al estado emocional del conductor, generando una falsa sensación de seguridad, euforia o despreocupación. Estas emociones conducen, con frecuencia, a infravalorar los riesgos reales del tráfico, lo que se traduce en un aumento de conductas imprudentes. Por eso, incluso con tasas de alcoholemia dentro del margen legal permitido, el nivel de riesgo ya se ve incrementado de forma significativa.

En resumen, el alcohol actúa sobre el organismo de forma progresiva pero constante, y a partir del primer consumo ya se produce un deterioro de las capacidades necesarias para conducir. La evidencia científica y los datos estadísticos muestran que la única tasa segura de alcohol al volante es 0,0%.

 

Responsabilidad individual y colectiva

Conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas pone en riesgo vidas.

Cada vez que una persona se pone al volante tras haber consumido alcohol o drogas, está tomando una decisión que no solo compromete su propia seguridad, sino también la del resto de usuarios de la vía: otros conductores, pasajeros, peatones o ciclistas. Lo que a veces se percibe como una “decisión personal” puede acabar teniendo un impacto devastador en familias enteras.

Si alguien de tu entorno ha consumido, impide que coja el coche

La responsabilidad en la seguridad vial no se limita únicamente al conductor. Como familiares, amigos o acompañantes, también tenemos la capacidad —y la obligación moral— de intervenir. No basta con advertir o aconsejar, hay que actuar con firmeza y evitar que se ponga al volante.

Nunca te subas como pasajero con una persona que haya bebido o consumido drogas

Aceptar subir a un vehículo conducido por alguien bajo los efectos del alcohol o las drogas implica exponerse directamente al peligro. Como pasajeros, también debemos asumir un rol activo en la prevención. Subirse a ese coche significa poner en riesgo la propia vida y, en muchos casos, normalizar un comportamiento que no debería tener cabida en una sociedad responsable.

La única tasa segura es 0,0%

Actualmente se está tramitando en el Congreso de los Diputados la reforma de la Ley que propone reducir al 0,1 la tasa máxima de alcohol permitida al volante, con el objetivo de reforzar la seguridad en las carreteras y disminuir el número de víctimas. Adelántate a la nueva normativa: si decides no consumir ni una sola gota de alcohol antes de conducir, estarás contribuyendo desde hoy mismo a prevenir siniestros y salvar vidas.

La delgada línea entre la infracción y el delito

Conducir habiendo ingerido alcohol o drogas tiene consecuencias fatales; en el mejor de los casos, con una sanción administrativa, pero en otros muchos con penas de cárcel. En 2024, según los datos de la Fiscalía de Seguridad Vial, más de 50.000 conductores fueron condenados en España por conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas.

A estos castigos normativos o penales hay que sumar el más importante y es que la vida de una persona que ha matado a otra/s en un accidente de tráfico por haber cometido la imprudencia de conducir habiendo ingerido alcohol o drogas no vuelve a ser la misma.

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