Publicado el: Vie, 8 Feb, 2019
Opinión

Del yo y del correcto autocontrol de sí mismo. (V)

Foto: hsbolivar.blogspot.com.

Habiendo visto y sabido, lo que el ser humano es capaz de hacer, o al menos, una parte de lo que es capaz de realizar, mirando aunque solo sea el siglo veinte, tanto en lo bueno, a y en todos los sentidos y facetas de la existencia, sea en lo menos bueno o incluso en lo malo o en lo pésimo, sea en lo loable y heroico y santo, en muchos sentidos, sea en lo nefasto y pernicioso en muchos campos, debemos plantearnos, si muchos males nacen y surgen, por no tener el ser humano, a nivel individual, un correcto control y autocontrol de sí mismo, y muchos males surgen por la misma razón.

Por tanto, aunque estos artículos y temas, no sean del agrado de la mayoría de la población, quizás, sea un deber que tengo ante usted, después de reflexionar y pensar y recoger datos, durante décadas sobre estas cuestiones, igual que el botánico recoge planteas, sea mi deber y modesta obligación ofrecerle algunas reflexiones y preguntas. Que quizás, no sean las esenciales, pero si pueden invitarle a usted a pensar-meditar-observar-percibir más profundamente. Paz y bien y salud. Salud en todos los sentidos, salud económica, salud física, salud psíquica, salud moral, salud espiritual.

Un ser humano en la medida de lo posible para un correcto autocontrol de sí mismo, tiene que controlarse sus deseos-pasiones, sus ideas-conceptos, sus sentidos-percepciones, su lengua-hablar, y todas las realidades irracionales y racionales, es decir, la voluntad, la memoria, el entendimiento como facultades racionales y otras de este tipo, y las potencias irracionales.

Autocontrolar de forma correcta y adecuada, no es que desaparezca la capacidad de la razón o de la pasión, porque somos emociones y sentimientos y pasiones e inteligencia y razón y memoria, etc., sino que éstas actúen como realidades o como piezas bien avenidas, buscando la verdad y la bondad, con el saber o el entendimiento ortodoxo, que se equilibren y se armonicen entre ellas.

En unos tiempos que se suele caer en dos graves errores, no se entiende o conceptualiza de forma correcta el bien, y el no-bien y el mal. Y muchas veces, a determinados bienes y bondades se le denominan males y maldades. Y a muchos males o maldades se les denominan bienes y bondades.

En unos tiempos que actos que rayan un nivel muy alto de bondad o de bien, diríamos actos notables o sobresalientes o incluso heroicos, en la terminología tradicional, ni si quiera se captan como excelentes, sino como normales, bienes normales...

Estamos o nos encontramos en una situación de total cambio de valores, pero no hacia valores mejores y más positivos, sino que se ha producido un retroceso, en la teorización y conceptualización de los grandes valores morales, y también por tanto, en la práctica.

Ciertamente, no todos los individuos, colectivos o grupos, o ideologías o sociedades o culturas caen en los mismos errores morales y éticos, que por lo general, unos caen en unos, y otros caemos en otros. Pero entre todos formamos y conformamos una masa moral, deficiente.

Dirán que siempre ha sucedido lo mismo, ciertamente, los humanes, siempre han tenido pasiones irracionales descontroladas o no armonizadas, y demás entidades cognoscitivas y psicológicas y éticas, pero en general, casi toda la población al bien le denominaban bien, y al mal le teorizaban como mal.

También es cierto, que cada individuo o colectivo, denomina mal y maldad a un tipo de acciones y no a otras.

No negamos que los grandes corpus jurídicos, internacionales, y nacionales en las democracias, son derechos morales de alto nivel, por lo general. Pero sucede, que en el ámbito jurídico pueden ser regidos por normas morales muy altas, pero en la vida de los individuos y colectivos, estas normas se rebajan mucho, en la teorización y en la práctica.

Por ejemplo, el bajo control de forma correcta de la lengua, del habla de las personas, es decir la maledicencia en el hablar, los juicios temerarios, los dimes y diretes, el quitarle la buena fama a otras personas, la murmuración, el escarnecer como se definía antiguamente, el juzgar temerariamente, etc. En definitiva el mal uso de la lengua y del hablar, causa enormes males, no solo a uno mismo sino hacia los demás, o hacia otros en concreto.

No por eso, vamos a indicar, a estas alturas de la existencia, defender el mal y defender la maldad, pero desde luego, la lengua debe utilizarse correctamente, y desde luego en la bondad y en el bien, en la verdad, al menos en cuanto se conozca la verdad. Ser prudente en el uso de la lengua. Pero también ocurre, que si te encuentras una persona, que de verdad, controla su lengua y su hablar, a veces, se le toma como no interesante, como que no tiene personalidad.

En muchos sentidos Nietzsche ha ganado la partida, se han cambiado todos los valores, ciertamente, quizás, y esto lo dejaremos para otro capítulo, para muchos poderes reales, intermedios y altos, creen que controlan mejor a los pueblos, con que estos tengan una moral más laxa. Y desde luego, diversas ideologías. Y todo junto ha caído sobre la moral tradicional de siglos, un huracán tan grande que la está destrozando, sin negar, que esta, como ha hecho durante siglos tiene que ir evolucionando al ir contrastando sus puntos con el saber ortodoxo de cada momento.

Sobre el autor

- Sección en la que trataremos temas de actualidad con un sesgo literario-filosófico.

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