Publicado el: Mar, 30 Oct, 2018
Opinión

La violencia silenciosa

Foto: JRMora.com/blog.

¿Qué te imaginas cuando hablamos de violencia en el deporte?

Normalmente lo identificamos con unos tipos exaltados algo bebidos peleando, lanzando bengalas, insultos al árbitro,  incluso algún entrenador metiéndole el dedo en el ojo a otro... Claro que "eso pasa en partidos de alto riesgo, es normal que haya roces, la adrenalina está por las nubes, se juegan mucho... “Llevamos toda la vida justificando esos comportamientos.

En otro nivel deportivo, me refiero al deporte recreativo, base y de iniciación a la competición, los medios de comunicación nos muestran a padres peleando o unas abuelas insultando a un árbitro  y  desgraciadamente, vemos que se puede llegar a más, agresiones brutales a jóvenes árbitros y entrenadores. Pero claro,"- en nuestro club no pasa eso... -hay que ver esos padres y madres como son...".

La violencia, es un fenómeno con forma de escalera que se va subiendo peldaño a peldaño, pero no somos conscientes de ello hasta que se han subido unos cuantos escalones. No se ve hasta que las consecuencias empiezan a incomodar y a veces, es demasiado tarde.

Parte de una situación de desigualdad se inicia en el momento en que no respetas a tu rival, te sientes por encima (ya sea por exceso o defecto de autoconfianza).

La comunicación es la primera variable que interviene en este problema. Suele comenzar por la agresión verbal soterrada, no hace falta insultar, podemos imaginar muchas situaciones en las que, sin que se diga una grosería, nos hayamos sentido ofendidos o hayamos querido dar una buena puya. Usar un estilo de comunicación agresivo hacia  tu rival, también es violencia, intentar hacer trampas y manipular, ya que supones que la otra persona es tan tonta que se lo tragará. Todo esto podemos hacerlo sin insultar y ¿por eso no es violencia? Estamos en los primeros peldaños.

El uso de las redes sociales para intimidar y provocar es un punto caliente de este problema, sobretodo en menores. Es habitual que antes de los partidos Instagram, Facebook o Twitter echen humo. Esto es grave, ya que generalmente trasciende lo deportivo, se entra en el terreno personal generando situaciones muy desagradables, ya hemos comprobado que es más importante la difusión de una humillación que el acto en sí mismo, relativizando así su gravedad.

En definitiva, nos hemos acostumbrado a tolerar manifestaciones de violencia, que vamos justificando desviando la atención hacia las destrezas:- "menos mal que es bueno, lo aguantamos porque mete goles..." Igualmente toleramos un estilo de comunicación agresiva, enmascaradas por excusas como,-"es que tiene esa forma de hablar, pero fuera del campo no es nadie."

Se establecen así relaciones basadas en una desigualdad, se difumina la línea de las competencias  personales y deportivas.

Esto favorece la generación de situaciones que pueden llegar a ser estresantes para las personas que las sufren, sobretodo en el caso de jóvenes en formación. La autoestima se puede ver comprometida y  llegar hasta el punto de abandonar la práctica deportiva o forzar un cambio de actividad.

Visibilizar y tomar conciencia de comportamientos inadecuados y modificar conductas es una tarea conjunta. Cada vez se ven más carteles con consejos y reflexiones para fomentar el Fair Play  y la No Violencia. Sin embargo esto es insuficiente, si no se acompaña de programas educativos y formativos en  los que, no puede faltar la presencia de profesionales de la Psicología del deporte que asesoren adecuadamente sobre los factores y variables implicadas en este grave problema.

Sobre el autor

- Psicóloga Colegiada, miembro de la División de Psicología de Deporte y la Actividad Física del COP.

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