Publicado el: Dom, 21 Feb, 2016
Nuestro Patrimonio

Javier Sanmateo: "Cartagena es la cuna de Peral, pero La Isla lo es de su submarino"

El Submarino Peral en el Arsenal de la Carraca. Depósito de Marinería.

El Submarino Peral en el Arsenal de la Carraca. Depósito de Marinería.

El bisnieto del Teniente de Navío concentra la historia de su antepasado en un completo trabajo de investigación.

Javier Sanmateo es bisnieto de Isaac Peral, responsable del primer submarino-torpedero impulsado por energía eléctrica. El mismo que fue proyectado, probablemente, en el número 3 de la calle Murillo de San Fernando y botado en aguas de la Bahía en 1888.

En su recién publicado trabajo, El Submarino Peral: De la gloria a la traición, Sanmateo hace confluir los datos de su rigurosa investigación con las anécdotas contrastadas de una familia donde Peral -podría decirse- continúa vivo. Es precisamente éste el germen de una publicación que vivió su preámbulo en 2008 con el libro La gran conjura y que comenzó a gestarse con los rescoldos de un tesoro custodiado durante muchos años en la casa de su bisabuela, en el número 51 de la calle Goya (Madrid). Pero sobre todo, con todas esas historias que le contaba su abuelo, "el único hijo de Peral que gozó de una dilatada vida hasta la década de los setenta". "Estas -declara- se van perdiendo con el tiempo, por lo que era necesario conservar aquellas que contaran con un respaldo histórico real", explica en referencia a los primeros compases de algo que tardaría en fraguarse.

Portada de la obra de Javier Sanmateo.

Portada de la obra de Javier Sanmateo.

La investigación como tal nace vinculada al propio legado de Isaac Peral y a los vaivenes que ha venido sufriendo su ubicación a lo largo de los años. "Mi abuelo, preocupado por la más que probable fragmentación de este Patrimonio tras su fallecimiento, llegó a un acuerdo con el Estado para salvaguardarlo", indica. Fue el Archivo Histórico Nacional el organismo que desde entonces se hizo cargo de tamaña misión, pasando más tarde la colección de instrumentos y objetos personales -es decir, la parte 'expositiva'- al Museo Nacional de Ciencia y Tecnología. Sin embargo, nunca se le otorgó la importancia merecida. Hasta la década de los ochenta. Fue en 1988, con la exposición itinerante que Defensa organizó para conmemorar la botadura del submarino, cuando se llegó a un nuevo acuerdo para exponer este material en el Museo Naval de Cartagena. Y de nuevo, en los primeros años del siglo XXI, una serie de movimientos en la sala dedicada a Peral "desvirtuaron, a mi juicio, la musealización de su legado", comenta. Para disponer de una base que justificase objetivamente esta opinión, Javier Sanmateo se sumergió de lleno en la historia de su familia.

"Aunque la base de la investigación fue sin duda el compromiso familiar, desarrollé un trabajo serio, riguroso y acorde con los parámetros científicos, citando las fuentes", recuerda. El resultado fueron 400 páginas que no podían caer en saco roto, por lo que el siguiente paso lógico era la búsqueda de una editorial que apostase por su iniciativa, y que no tardó en llegar. Más bien lo hizo demasiado pronto, pues el objetivo de sus responsables pasaba por tenerla a punto para la Feria del Libro de Cartagena, aquel mismo año. "Lo acabé demasiado rápido y se quedaron muchos datos en el tintero", declara en referencia a este primer libro de 2008: Isaac Peral: La gran conjura, que ahora ha rehecho y ampliado con nuevas informaciones.

Peral y su familia, en su casa de San Fernando.

Peral y su familia, en su casa de San Fernando.

Tenía clara la idea del título. "La gloria del invento, la traición que supuso no haber llevado aquello a buen puerto", alega en referencia a esta revisión de la historia que no se olvida de la parte más técnica. "Al menos, una introducción, ya que este aspecto tiene para un libro aparte". Sí desarrolla la relación de continuidad existente entre el proyecto desarrollado en el Arsenal de la Carraca de San Fernando, y sus sucesores en otros puntos de Europa o Estados Unidos. Para ello ha recavado, por ejemplo, información de los servicios de espionaje de países como Alemania o Italia. "Poco después de que la escuadra naval italiana estuviese aquí, creó un proyecto de inmersión denominado 'el delfín'. Incluso las baterías eran del mismo proveedor, claro que no contaban con que Peral solo las había utilizado como materia prima". Algo parecido ocurriría hacia la misma época en Alemania con su prototipo 'Forelle' -'trucha' en español-, como podrán comprobar aquellos que adquieran el libro.

Pese a haber nacido en Cartagena, Peral pasó gran parte de su vida en San Fernando. Algo que ha empujado a Javier Sanmateo a volver a esta ciudad en diversas ocasiones -la última de ellas en 2013- y a interesarse por el estado de la casa donde residió su antepasado. Conoce bien las leyendas que circulan en torno a su figura, por ejemplo, la del 'tesoro' oculto en el sótano, pero como él mismo indica, "las fábulas también tienen su encanto".

El submarino, en un gráfico.

El submarino, en un gráfico.

Poco se ha hecho, sin embargo, por mantener vivo el legado de Peral en esta ciudad. Cuando el proyecto quedó desestimado, se creó un inventario para aprovechar todas las piezas del submarino. "Los torpedos fueron enviados a la Escuela de Torpedos de Cartagena, mientras la parte eléctrica permaneció en La Isla, en la Escuela de Ampliación de Estudios de la Armada", advierte. El casco, en cambio, seguiría en La Carraca hasta que a finales de los años veinte el Almirante Mateo García de los Reyes logró trasladarlo a la Base de Submarinos de Cartagena "como un aliciente para los alumnos de la escuela", concreta el autor. Desde 2013 se encuentra expuesto en una sala del arsenal militar dependiente del Museo Naval de esta ciudad.

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