Publicado el: Lun, 2 Jun, 2014
Opinión

El arte de Torres Aléu

Sin título3“Tengo mi propio estilo”, afirma sin titubear el pintor Torres Aléu ante la tan recurrida pregunta sobre su identificación con alguna corriente pictórica de manual.

El conocido artista gaditano -cañailla de corazón- acaba de ver inaugurada una nueva exposición en el Centro de Congresos “Cortes de la Real Isla de León”, donde comparte protagonismo junto a varios discípulos a los que trata de inculcar ese estilo tan particular que él denomina “Realismo abstracto”. Y es que, partiendo de las bases clásicas que Torres Aléu comenzó a adquirir a finales de los cuarenta, en la Academia de Bellas Artes de Cádiz, bajo la supervisión del maestro Francisco Prieto Santos, sus manos fueron ganando personalidad a lo largo de una trayectoria que ya contempla obras en los cincos continentes.

El siguiente paso, su llegada a San Fernando pocos años después. Fue entonces cuando, al ingresar en la Escuela de Artes y Oficios de San Fernando, entró en contacto con Hernández Homedes, pintor ilustre de la Isla a quien acompañó en su periplo por muchos de los hermosos pueblos que se extienden a lo largo y ancho de nuestra provincia: Chiclana de la Frontera, Puerto Real, Sanlúcar de Barrameda… poniendo en práctica la pintura al aire libre. “Llegó incluso a formarse un grupo de aficionados pero, profesionalmente, sólo me preparaba yo”, recuerda el protagonista como relatando hechos de ayer.

El punto de inflexión llegaría en los cincuenta. Antes del servicio militar ya era un profesional y, como tal, empezó a Sin títuloexplorar nuevos caminos, vías que el propio Torres Aléu define como “cosas extrañas”. Una de estas encantadoras rarezas es, precisamente, su serie de las cuatro estaciones realizada con témpera sobre papel pegado a contrachapado. Él la describe como “el eslabón entre lo académico y aquello que estaba aún por llegar”. Cualquier persona de a pie con la oportunidad de contemplar dichos cuadros encontrará ciertas reminiscencias del Cubismo picassiano dada su fragmentación geométrica, pero no, Torres afirma que “el juego de perspectivas que caracteriza al Cubismo puro no coincidía con la línea artística del momento”. “Yo buscaba texturas que me diesen tacto, relieve”, recalca a la par que enumera los recursos puestos en práctica para lograr el tan ansiado resultado: arenas de fundición, arenas de río -dada su carencia de sales-… nada, las pinturas siempre se cuarteaban, hasta que, por fin, otra de sus obras clave le brindará la fórmula. Nos referimos a “Botella con naranja”, una obra muy especial a partir de la cual irá depurando la técnica, poco a poco, mediante herramientas mecánicas que complementaban al pincel, todo ello, logros materializados durante la que Torres siente como su mejor etapa: los años setenta.

En 1977 se hará con el primer premio de la exposición nacional celebrada en Sevilla, una medalla de oro guardada entre sus recuerdos así lo atestigua. También, un marchante neoyorkino, el cual llevaba nada menos que cuatro galerías de Arte, se mostró especialmente interesado en su producción. Y así se fue forjando el mito. México, Brasil, Venezuela o Argentina son algunos de los países que hoy cuentan entre su Patrimonio con obras de Torres Aléu, sin olvidarnos de Marruecos, o de Arabia Saudí, donde cuadros suyos decoran el palacio de la hermana de Mohamed VI.

Sin título4Ahora parte de su producción se expone en el Centro de Congresos, una oportunidad estupenda para conocer en profundidad a esta figura, y, como el propio título de la iniciativa indica, a sus discípulos María Jesús Rodríguez Barberá, Nieves de los Santos, Vicente Vega, Rocío Amaya, Paco Bouzo, Encarna Lebrero, Jesús Roldán y Loli Periñán. Unos, artistas formados, que acuden a él en busca de técnica; otros, talentos innatos que por circunstancias han tardado en ver la luz; y, por lo general, mucha ilusión puesta en esta muestra de Arte en la Isla que nadie debería perderse.

Respecto a las novedades con las que en el futuro nos sorprenderán las manos del maestro, hemos podido averiguar que “en adelante descubriremos una nueva pintura de Torres Aléu”, de textura bravía y con tanta fuerza que las muestras de Arte hasta ahora conocidas “parecerán de seda”, asegura. Y es que, si algo nos ha quedado claro tras esta entrevista es lo que de verdad le importa a Torres Aléu: la técnica, es decir, el medio para materializar el sentimiento que sale de uno, “un fogonazo” lo llama él porque “los encargos no nacen, se hacen”. “Entonces, y sólo entonces, es algo propio y, por tanto, lo puedo firmar”.

Alejandro Díaz Pinto

Sobre el autor

- Patrimonio La Isla es la mejor manera de acercarse al tesoro artístico y cultural del pueblo isleño gracias al entusiasmo de un equipo multidisciplinar particularmente comprometido con la investigación, la difusión y la concienciación ciudadana en torno al mismo.

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