Por un lado está la solería que presenta un mal estado a lo largo de toda la vía, pero especialmente en tramos como la antigua esquina del Gordo o entre la Iglesia Mayor y la calle Almirante Cervera. El discurrir de los vehículos hace sonar un continuo tecleo sobre el suelo. Las vallas y las obras no cesan y las tareas de electrificación para que el tren tranvía pueda andar, parece que han desconectado toda una banda de farolas, de la antigua acera de Correos.

Desde la Iglesia Mayor y hasta la intersección con la calle Pizarro, las farolas están apagadas y ello unido a la baja intensidad del alumbrado de las nuevas farolas de la calle Real, dejan la calle con poca luz. Son ya varias personas las que han manifestado a este medio las deficiencias en la iluminación y el miedo a ciertas horas de la noche, por la falta de luz.

Cuando los escaparates de los comercios se apagan, la calle Real parece más un callejón, que una calle céntrica como la que es. Además de toda una línea apagada en pleno centro de San Fernando, también hay farolas, de la línea que tiene corriente, que cuentan con bombillas fundidas. Tampoco encienden los focos de la iluminación artística de la Iglesia Mayor, salvo los de una farola de hierro forjado de la Plaza de la Iglesia. La imagen de tristeza que ofrece la céntrica vía isleña con la tenue luz deja ver una ciudad en las últimas.

El pulso entre el Ayuntamiento y la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía sobre la situación de la calle, deja una vía maltrecha en el suelo y en el alumbrado.