Publicado el: Vie, 25 Oct, 2013
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La Rebequita

rebecaAntes de que existiera la famosa palabrita se puede uno imaginar a toda una generación de madres volviéndose locas en la España franquista por esos jerseys de botones tan bonitos y tan recatados, con el primer botón en la garganta, ideales para el traicionero otoño. Tinoco, Denia, La BL y Galerías Preciados debieron quedarse sin existencias.

Claro y como se llamaba eso... pues el nombre de la “rebeca” viene por el nombre de la protagonista de la película de Hitchcock “Rebeca” (Rebecca), de 1940. La actriz es Joan Fontaine, que hace de segunda mujer del protagonista tras la muerte de la primera (Rebecca). Es decir, que la tal Rebecca nunca aparece en la película, pero sin embargo el nombre de la prenda toma el de este personaje que llevaba ese “niki” con botones y no se la quitaba ni para dormir.

Entonces ya tenemos a todos los niños camino del colegio con su “rebequita” en las frías mañanas de octubre y noviembre, que se me representa a mi que hacía más frío antes o que cuando eramos chicos el “migote” daba menos calorías que los “chococrispis”

Pero la “rebequita” era mucho más, era la antesala del invierno. Cuando ibas al cine de verano y tu madre te decía “llevate la rebequita” se podía adivinar fácilmente que era septiembre y que a Bruce Lee le quedaban dos “cates” por dar. Llevarla al colegio era signo de que se acababa el horario veraniego con que se empezaba a principio de curso y ya había que ir al colegio por las tardes.

La rebeca llegó incluso a ser uniforme de varios colegios, sobre todo de monjas, pasando así a tener una significación de modosidad y recatamiento propios de la época. Vamos que ninguna mujer de mala vida la llevaba si no era para ir al médico, a una “bolichá” o al “cuartelillo”...

Pero lo más curioso es que la “rebequita” es una prenda que se ponen los niños cuando sus madres tienen frío. Quién no recuerda esas tardes del “veranillo de los membrillos” jugando a “piola” o al “escondé”, asado de calor, con la rebeca abrochada porque para tu madre por la esquina entra un “ponientazo” de cuatro rayas...

O esas excursiones de un día del colegio en que a tu madre había dos cosas que no se olvidaban: la cantimplora de casera de naranja y el bocadillo de bistec “empanao” y, por supuesto “la rebequita”  aunque la excursión fuera a la fábrica de mostachones de Utrera e hiciera más calor que robando toros...

Aprovechemos este tiempo para lucirla antes de que venga el tiempo de los “verdugos”, los gorros de lana y los pijamas bajo el pantalón de franela.

Menos mal que no hicimos como en Inglaterra que esa prenda se llama “Cardigan” en homenaje al General de la Brigada Ligera en la Batalla de la Balaclava James Thomas Brudenell, Conde de Cardigan que le compro una “rebequita” para el frío a todo el regimiento y así pasó a la historia. Si así hubiera sido en España hoy tendríamos que decir “niño ponte el Cardigancito”... Gracias Hitchcock.

 

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