Publicado el: Lun, 19 Oct, 2015
Nuestro Patrimonio

Cuestiones pendientes en torno al Museo Histórico Municipal de San Fernando

Sepultura de inhumación hallada en Gallineras (siglo I d. C.)

Sepultura de inhumación hallada en Gallineras (siglo I d. C.)

Se prevé que el Castillo de San Romualdo esté a punto para albergar las colecciones a primeros de año.

Mucho se ha comentado acerca del inminente desalojo de las piezas que componen el actual Museo Municipal, edificio antaño habitado por la familia de Cayetano Roldán -último alcalde republicano de La Isla- y que posteriormente se convirtió en clínica de Bazán o 'Palomo' como la conocieron sus vecinos. Aquí se instaló el Museo, en efecto, tras varios años ocupando la alhóndiga de la Casa Consistorial, desde que Antonio Moreno lo inaugurase en 1996 como recuerda una placa conservada en el hall de entrada.

Un lugar que, al parecer, no seguirá ocupando dados los planes del gobierno socialista de Patricia Cavada, que ya en su programa electoral contemplaba el Castillo de San Romualdo como sede definitiva de un museo "digno" para una ciudad de cien mil habitantes. Del mismo modo se habló, durante la campaña, de la necesidad de unificar a todos los grupos municipales en una sede más céntrica y acorde a sus necesidades que la que ocupan actualmente en la Casa de la Cultura.

Dichos movimientos, a cuyos pormenores no ha tenido acceso aún este medio, están actualmente fraguándose de cara a una previsible comunicación pública como apuntan las premisas de participación y transparencia sobre las que se asientan los programas de PSOE y PA. Es de esperar, pues, dada su apuesta por hacer de la calle Real un "verdadero eje cultural", que estos traslados no se formalicen hasta que la última fase del Castillo de San Romualdo posibilite su reapertura a principios de 2016 tras el precipitado intento del gobierno de Loaiza un par de meses antes de las elecciones.

Si algo temen quienes se preocupan por la Cultura en la ciudad, es que posibles retrasos en la obra de San Romualdo deriven en el depósito temporal de los contenidos del Museo en un emplazamiento que no sea el definitivo. Especialmente si estas decisiones se alargasen indefinidamente como ya ocurriera con el Archivo Municipal -que continúa en precarias condiciones con parte del material depositado en los bajos del Patronato de Deportes- o la Biblioteca Lobo, en el sótano de Luis Berenguer. Para trasladar al Museo esta joya del patrimonio documental isleño se adquirieron, además, unas estanterías especiales que tras instalarse hace pocos meses volvieron a ser desmontadas debido al proyecto municipal de Patricia Cavada.

Si bien es cierto que la Biblioteca Lobo cuenta con su lugar de honor en la Casa Consistorial, cuyas obras acaban de licitarse, se presupone cierta prioridad por parte del equipo socialista en lo referente al legado documental de La Isla, ya que durante los últimos cuatro años reivindicó una y otra vez al anterior alcalde su dignificación como ponen de relieve diversas declaraciones publicadas en este periódico. Mociones en pleno para que Archivos y Bibliotecas se ajustaran a la legalidad, y que hacían hincapié en la distribución de fondos en diversos edificios, mano de obra insuficiente o inaccesibilidad por parte de los investigadores... asuntos que, dijeron, se solventarían con la rehabilitación del Ayuntamiento. No obstante, y según los expertos consultados, el Archivo Municipal experimenta un crecimiento constante que obligaría contar con un edificio aparte para su adecuación. Un edificio que, al parecer, no será la Cruz Roja como tenían previsto los populares pues ya durante la campaña electoral, el PSOE aseveró que "un Ayuntamiento con recursos limitados debe ser realista y centrarse en los proyectos más reivindicados por la ciudadanía".

Otro asunto que preocupa especialmente a un sector de la población es la cantidad de dinero público invertido a la hora de acometer estos traslados. En efecto no todas las piezas que se exponen actualmente en el Museo facilitarían la actuación. Por ejemplo, los hornos, que están montados in situ, pieza a pieza, y requieren de una inversión que cubra el desmonte y los viajes sufridos hasta llegar a su destino final. Asimismo inquieta la cuestión de las dependencias que todo Museo ha de tener por Ley y que contemplan no sólo lo que se ve, sino también almacenes y salas de trabajo e investigación. Aspectos, todos, que aguardan su justificación oficial.

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