El auténtico martirio de los copatronos isleños
Las estructuras funerarias expuestas en la ladera han adoptado el rol de basurero público.
Quien conoce El Cerro y acude cada otoño hasta su ladera para visitar a los santos mártires Servando y Germán, copatronos de San Fernando, deleitándose en su honor con nueces, castañas y otros frutos secos propios de la época, sabrá que dicha montaña, considerada 'artificial' por algunos, es mucho más que el escenario de una romería.
Zona de gran potencial arqueológico, son ingentes los restos allí localizados en diferentes épocas manque expoliados, ocultados o muy deteriorados. Precisamente por este motivo llegó a proyectarse en la década los noventa, según recuerda el especialista Antonio S. Romero, "una especie de paseo arqueológico para compensar las destrucciones hechas por las canteras, haciendo evidente la presencia de yacimientos importantes en la zona".
Dicho paseo incluía, entre otros elementos, una escultura, réplica de la que se conserva en el Museo Histórico Municipal, copia, a su vez, de la original hallada en las inmediaciones del islote de Sancti Petri y que responde a la iconografía de 'emperador divinizado'. "Una estatua que casi no llegó a su propia inauguración siendo mutilada in situ", explica, así como dos conjuntos funerarios que aún hoy pueden observarse en deficiente estado de conservación, lindando con el camino que conduce hasta la ermita.
Recuerda el arqueólogo José Juan Díaz que el más pequeño de ellos, el doble, procede de las excavaciones que el grupo Geryón realizó en la década de los setenta sobre el conocido como 'Cerro de la Batería' -San Fernando-, donde además "se documentaron los restos de unas termas privadas asociadas con la villa que debe extenderse por dicho yacimiento". El más grande, triple, fue hallado en el lugar que actualmente ocupa la plaza de Asdrúbal, en Cádiz, algunos años más tarde. Son tumbas púnicas del siglo V a. C.
Pero lo que más llama la atención y que la propia ADIP -Asociación para la Divulgación e Investigación del Patrimonio gaditano- tuvo la sensibilidad de denunciar en su día, es el empleo de dichas cistas como auténticos estercoleros. "El motivo no fue otro que corroborar las quejas que hemos estado recibiendo sobre el cuidado y el estado actual de lo que creemos que debería estar señalizado, acondicionado y dotado de la importancia que dichos enterramientos en cista representan", expresaba entonces el historiador Antonio de la Cruz. Hoy, cinco meses más tarde, no ha cambiado la situación, y los visitantes que se asomen al interior de las citadas estructuras podrán observar las mismos escombros, plásticos y metales oxidados en proceso de degradación.
¿Resolverá el gobierno municipal esta situación de cara a la tradicional Romería, que se celebra en poco más de un mes?









