Publicado el: Jue, 23 Jul, 2015
Nuestro Patrimonio

"La Casería y San Carlos, dos barrios unidos por el mar"

Vicente Quijano, frente a la iglesia de La Inmaculada.

Vicente Quijano, frente a la iglesia de La Inmaculada.

Vicente Quijano Álvarez, autor del libro sobre la historia del Perdón, recuerda algunas anécdotas al revivir esta tradición.

Cuenta con dos novelas publicadas, ‘En paralelo’ (2004) donde conjuga dos líneas temporales y ‘La vida no vivida’ (2015) con un acontecimiento que supone un giro de 180º en el seno de un grupo de amigos de toda la vida. Ambas beben de la suya propia aunque no son, ni mucho menos, autobiografías. En cualquier caso, prefiere no darse importancia acerca de lo que escribe o deja de escribir; lo hace por afición, pero ha ganado varios premios, entre ellos, un viaje a Moscú que su pareja ansiaba tras probar suerte en un concurso de pura improvisación. Aquí se le conoce por su apellido: Quijano, el mismo del gran linaje de fotógrafos, pero más personalmente por el trabajo que tuvo la oportunidad de publicar en 1999 bajo el sello de Publicaciones del Sur: ‘El Perdón, nacimiento de una cofradía’.

Actualmente reside en la capital, pero hoy ha vuelto a pasear por ese barrio de pescadores al que tan vinculado permaneció de niño, La Casería, tanto como a San Carlos, “dos barrios unidos por el mar”, resume, aunque de esencias muy diferentes. Ha recordado con nostalgia los chapuzones que disfrutó junto a sus amigos en el denominado ‘caño 18’, así como su infancia en la zona de La Glorieta, más o menos por la misma época en que su padre, Manuel Quijano Párraga, hizo historia convirtiéndose en el primer hermano mayor de una cofradía hoy emblema en San Fernando: la del Cristo del Perdón, en la parroquia de la Inmaculada. Una determinación similar a la que el propio Vicente decidiría, décadas más tarde, al toparse con una libreta de notas sobre los primeros años de esta corporación, de rendir homenaje a su progenitor mediante este libro que muchos cofrades y amantes de la historia isleña conservan hoy entre las baldas de su biblioteca.

“Creo que la idea de Cristo crucificado venerado por gente humilde, vinculada al mar, pudo estar, en parte, inspirada por la ferrolana hermandad del Cristo de los Navegantes”, explica. Ciertamente existen grandes similitudes con aquella, a la que conoció durante el tiempo que pasó destinado en la ciudad gallega, empezando por la primera advocación barajada para la imagen isleña. Pero lo que mejores recuerdos le trae es, sin duda, el montaje de la cruz sobre el paso cuando éste todavía salía por la puerta principal de la iglesia de La Casería. Siendo el espacio demasiado estrecho, se creó una tradición: la del traslado del Cristo a hombros desde los pies del altar mayor, hoy perdida debido a la apertura del portón lateral a través del que los cofrades esperan ver salir, pronto, a su Virgen de la Paz. “Siempre que me es posible disfruto de la salida de esta cofradía en el barrio, de todos esos fotógrafos sobresaliendo entre las almenas”, reconoce, en alusión a una vieja tradición familiar a la que ya en su libro hacía referencia.

Sobre el autor

Mostrando 1 comentario
  1. Vicente dice:

    gran trabajo, Alejandro, qué capacidad de trabajo tienes. Ha sido una tarde muy agradable, tanto para mi mujer como para mí, lleno de risas y buenos recuerdos. Gracias por todo

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