"La Casería también es San Fernando"
Vecinos destacan las carencias y necesidades de este barrio con solera.
Durante mucho fue como un pequeño pueblo costero, alejado del centro y a la vez, unido a él mediante el hoy desaparecido Puente de la Casería. Barrio pintoresco, de gente humilde y sencilla, paradigma del verdadero espíritu de La Isla, “las otras gentes del mar” las han llegado a llamar, al compartir espacio con este Departamento de La Armada.
Celebraron hace poco sus propias fiestas, las de San Juan, con grandes hogueras, fuegos artificiales y atracciones de Feria. Porque lo cierto es que hoy, pese a haber perdido parte de su aspecto primitivo, su esencia sigue intacta. Y sus tradiciones, también. Aún pueden contemplarse algunas de las coloridas casas que antaño lo poblaban, inmunes al paso del tiempo, a la burbuja inmobiliaria, portadas de antiguas fincas como las de ‘Nuestra Señora de la Paz, Nuestra Señora de los Ángeles o Santa Catalina, cegada para impedir el paso a una antigua huerta donde la vegetación campa a sus anchas.
La Casería ha perdido parte de su encanto debido a la expansión urbana. Un modelo económico que creció y comenzó a encontrar golosos terrenos que vieron atacada su idiosincrasia, tres torres se alzan restando gran parte de la visión al resto de las casas e incluso posibilidad de ampliación. Se nota el desdén de las autoridades, o bien, el poco tacto de los visitantes. Quizá, algún que otro vecino sea el responsable de que la fuente que preside la plaza de San Juan desde 1933 luzca hoy descabezada, seca, con parte de sus elementos decorativos ya perdidos. Aún puede leerse en honor de quiénes fue levantada, poniendo especial ahínco en esos hortelanos y pescadores cuyas almas siguen intactas.
En verano, sobre todo, se convierte en un destino turístico ineludible. No sólo para los visitantes, también para los isleños que no obstante durante el invierno pasean por su playa recordando con añoranza aquellos baños en el mar, mucho antes de que llegara Camposoto y herederos, al mismo tiempo, de los baños de estero. Personas de todas las edades corren al aflojar el calor para hacerse con un hueco en la terraza del popular ‘Bartolo’, y poder disfrutar de una puesta de sol desde el corazón de la Bahía gaditana.
Y sin embargo no es oro todo lo que reluce, pues a ese contraste urbanístico y daños en su mobiliario, se suma según sus vecinos, un importante problema: el del mantenimiento y la limpieza, “tanto en la parte de Marina -explica Toñi Lebrero, administradora de la plataforma La otra cara de La Isla, quien visita su barrio de juventud casi a diario-, como en la zona en la que se ubica el cementerio ‘de los ingleses’, ‘de los soldados’ o de ‘San Carlos’. En efecto parecen crecer por días los desperdicios, los escombros y la maleza en torno a una construcción del siglo XIX en su día levantada para dar sepultura a los prisioneros de guerra, "porque verdaderamente, algunos sitios los usan de escombrera", explica Mame Ponce, quien además reivindica "el poco aprovechamiento de este espacio natural, un balcón a la Bahía que podría ser mucho más". Y eso por no hablar del club náutico, que por su ubicación en una zona donde las corrientes acumulan los lodos, espera un dragado para que los dueños de las embarcaciones allí atracadas lo puedan seguir disfrutando.
“Otro de los problemas es la falta de vigilancia nocturna”, indica María Pérez Torralvo. Profesora de primaria, habita una de esas casas con solera de las que ya apenas quedan, por lo que desde el corazón de la barriada asegura “lo expuesto que está esto a las gamberradas”. Las manchas y los desconchones que presenta su fachada, o las pintadas en las contiguas son buen ejemplo de lo que dice, como también lo es la citada escultura del titular de la plaza, de la que recuerda cómo “hace unos tres años, en Navidad, le pusieron petardos para que estallara, aunque según me dijeron mis alumnos, no eran gente del barrio”. No se sabe qué es peor, si el hecho en sí, o que a nadie haya pensado en su reparación.
Por eso, quienes quieren a La Casería -residan o no allí- reclaman mayor mantenimiento y vigilancia, “que actos vandálicos como éste no se vuelvan a repetir”, porque el barrio “también es San Fernando”, como repiten sus vecinos cuando se ven desamparados, con todo el derecho, “para lo bueno y también para lo malo”.









