Acto en el patio del colegio isleño

El Colegio Vedruna de San Fernando se convirtió este fin de semana en el corazón espiritual y simbólico de la Ruta Vedruna Bahía de Cádiz, acogiendo a los peregrinos que llegaban desde El Colegio Vedruna Puerto de Santa María a y despidiendo a los que iniciaban el tramo final hacia el Colegio Vedruna de Cádiz. Un punto de encuentro donde la fe, el compromiso y la identidad vedruna se unieron bajo un mismo lema: Todo por amor. Destacando que la visita a la Residencia de Ancianos Vedruna en Puerto Real.

El patio del colegio, engalanado para la ocasión, fue el escenario del acto central, titulado Nuestra Vedruna: señal en el camino y compromiso. Allí, entre cantos, palabras de bienvenida y miradas emocionadas, se recordó el sentido profundo de esta peregrinación: caminar juntos bajo el carisma de Joaquina de Vedruna, fundadora de las Carmelitas de la Caridad.

El acto comenzó con la acogida a los grupos llegados desde distintos puntos de la Bahía. El colegio se presentó como un mojón en el camino, una parada clave para quienes llegan cansados del trayecto y un punto de inicio lleno de ilusión para quienes parten rumbo a Cádiz.

Familia Vedruna Bahía de Cádiz

Uno de los momentos más simbólicos de la jornada fue el gesto de la piedra. Cada peregrino recibió una pequeña piedra sobre la que escribió su nombre y una intención personal o compromiso con el carisma vedruna. Una a una, las piedras fueron depositadas formando una pila común: la Vedruna del Bicentenario. Ese sencillo gesto, cargado de significado, quiso representar que cada persona es una pieza única e imprescindible en la construcción de una comunidad sólida, capaz de seguir señalando el camino de la fe, el amor y el servicio.

La metáfora, explicada durante el acto, se hizo visible: la ruta es el camino marcado, el colegio es el testigo que acoge y envía, la comunidad es la pila de piedras que sostiene el compromiso compartido. Juntas, esas piedras formarán más adelante una escultura o el escudo Vedruna en una de las paredes del colegio, como recuerdo permanente del paso de los peregrinos y de la huella espiritual que deja el bicentenario.

Antes de continuar el camino, los participantes recibieron un marcapáginas con la huella de la Ruta Vedruna Bahía de Cádiz, símbolo de que la fe —como la vida— se escribe cada día, página a página.

El ambiente, sereno y fraterno, se completó con los servicios de acogida preparados por la comunidad educativa: zonas de descanso, puntos de avituallamiento y espacios de convivencia donde los caminantes pudieron reponer fuerzas y compartir experiencias.

El encuentro concluyó con un mensaje de envío, recordando que la Vedruna levantada simboliza la unidad y la fuerza de una comunidad que sigue viva y caminando, doscientos años después de su origen, con la misma certeza que inspiró a su fundadora: hacerlo todo por amor.