Juventud isleña comprometida, formada, dispuesta... ¿valorada?
Son jóvenes y empezaron su carrera con ganas, por vocación. Aún mantienen la esperanza pese a la crisis de encontrar su hueco en aquello a lo que han dedicado tantos años de su vida: el estudio de la Historia, el Arte, las Humanidades o las industrias culturales. Algunos ya se plantean abandonar la ciudad, otros están deseando volver. Ha habido cambios en lo que respecta a sus objetivos, pero una cosa tienen clara: La Isla necesita un cambio y puede que la Cultura sea la clave.
Cristina López acaba de terminar el Grado de Historia. En realidad, su primera opción era Historia del Arte aunque, dadas las circunstancias, optó por lo más parecido. No se equivocó. Está satisfecha con sus resultados pero ahora, a los 23 años, se enfrenta al paso más difícil: definir su futuro. Y es que pese a que su verdadera vocación es la comunicación y divulgación del Patrimonio, ha optado ante la escasez de oportunidades por la vía que considera más “práctica”: la docencia. “Pensé que lo más sensato era sacarme el Máster en Formación para el Profesorado e intentar unas oposiciones”.
Ése será su futuro a corto plazo ya que “es lo único a lo que creo que puedo optar aquí, en mi tierra”, explica, tan arraigada como está en La Isla. "Apenas salen plazas para otro tipo de funcionariado y me niego a seguir de por vida en la Universidad”. La ilusión de su vida nunca fue ser docente pero se vio obligada a buscar alternativas. “Hoy por hoy, los jóvenes, apenas tenemos oportunidad laboral”, reivindica como parte de esa colectividad formada, preparada, y lamentablemente preocupada por encontrar su hueco, su nicho dentro del mercado. Cristina espera que, al menos, se mantengan iniciativas como las de Empleo Joven, porque aunque sólo contemplen seis meses, sirven para acumular experiencia “porque yo ya ni siquiera pienso en el sueldo, sino en la experiencia que algún día me exigirán”.
Enrique Galea tiene 22 años. Tras concluir un Ciclo de Administración y Finanzas continuó sus estudios matriculándose en el Grado de Administración y Dirección de Empresas. Está a punto de acabar el segundo curso y se le ve muy ilusionado con su futuro como gestor. “Creo que en La Isla hay muchas empresas que se podrían crear, muchos proyectos aún por realizar”. Se refiere principalmente a las de índole cultural, a las relacionadas con el Turismo activo y, por qué no, a su pasión: al recreacionismo histórico: “una manera de aprender y enseñar la Historia metiéndote en la carne del personaje”, explica. Pero no sólo eso, “son muchas las aplicaciones que posibilita este campo de estudio, tantas como recursos desaprovechados hay en la ciudad”. Pese a considerar devaluada la educación, “casi un trámite”, decidió estudiar la carrera porque “sin ella no se va a ningún sitio, aunque el título tampoco te garantiza lo contrario”.
Es el sentimiento de este joven isleño que sueña con el crecimiento de su ciudad, que espera como agua de mayo la realización de un paseo marítimo para poner en valor Punta Cantera, conservando su Patrimonio y dedicando el controvertido enclave a temas de ocio y esparcimiento cultural. Por otra parte, reivindica el abaratamiento de los alquileres, porque “es imposible cobrar ciertas cantidades a una empresa que está empezando, el Ayuntamiento debe ofrecer más facilidades en estos casos”. La potenciación de actividades náuticas y, en definitiva, una Cultura que genere riqueza sin desprestigiarse a sí misma son otras de las demandas que Enrique espera de la institución pública.
Pablo Pérez es Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, con la especialidad en Restauración. Ahora, a sus 25 años, ha marchado a Palencia para cursar una segunda especialización en patrimonio textil. “Es el único lugar de España donde se me brindaba esta opción”, explica. Pero añora San Fernando, su tierra, a la que tiene intención de volver. Desea trabajar como autónomo, moverse y hacer todos los contactos que pueda, porque “soy de los que piensan que en La Isla hay muchísimas cosas”. Sin embargo, “ni se potencian, ni se divulgan, ni se explotan”, aclara. "Y no es que en La Isla no haya nada, sino que no sabemos ver sus cualidades".
María Rodríguez tiene 23 años y sólo le queda un mes para concluir el Grado en Humanidades. “Cometí la equivocación de pensar más en la salida profesional que en la verdadera vocación”. Craso error, porque ni siquiera llegó a terminar el primer año de Relaciones Laborales. “Debí decidirme por lo que verdaderamente me llena”, y esto es la Gestión del Patrimonio y los Museos, algo que cada día le satisface más. Es consciente de las dificultades que entraña este ámbito a la hora de labrarse un nicho, pero no se arrepiente. “Lo más seguro es que curse el CAP y lo intente por la rama educativa”, explica a esta redacción; una medida muy similar a la adoptada por Cristina López.
“Siempre he dicho que no me quería mover de aquí, pero lo cierto es que San Fernando está muy atrasado en materias de Turismo y Cultura, apenas viene gente”. He aquí otra dura decisión: "reunir, salir fuera y buscar mi sitio”. Estas son sus intenciones a medio plazo, ya que “los jóvenes estamos muy infravalorados en todos los aspectos, ya va siendo hora de renovar la plantilla, invertir en difusión y en capital humano con aires renovados”.











