Publicado el: Jue, 23 Abr, 2015
Al Liquindoi

Un encuentro en el que se comprobó que ninguna perdió el tiempo durante 43 años

encuentro 40Una generación de mujeres con sello personal, cada una trabajando en la Educación (para el cuerpo y el alma), con una herramienta común; la actividad física y el deporte.

Aquellos años de la década de los 70 cuando la práctica de la mayoría de deportes eran asuntos masculinos, fueron capaces de ir apartando esos tonos machistas que discordaban y desafinaban ante ese reto común, la sonata por los derechos femeninos en un campo casi vetado para mujeres.

Una generación de mujeres que se definen como “Mujeres que aprendieron a aprender” en ese lugar de Andalucía llamado El Castillito.

Cuando les llegó la obligatoriedad de reglar sus títulos universitarios, se encontraron con teorías que ya conocían pero no conocían sus términos, se encontraron también con autores que defendían lo que ya de motus propio aprendieron por la práctica, luego respetando diversidades, aplicaron estrategias pedagógicas cercanas, elevaban a la vez la importancia de las actividades física para la formación humana en general.

Año tras año, curso tras curso a través del tu a tu y como medio, el deporte y la asignatura de Educación Física, fueron descubriendo y aprendiendo siempre, y a la vez modificando las demandas y los productos necesarios para asignar a esta “Gimnasia” la importancia y su valor en los centros educativo por lo tanto en el propio Sistema Educativo Escolar. La María como tal asignatura empezó a desaparecer.Y de sus manos salieron grandes figura de la elite deportiva.

Sin mirar atrás, fueron avanzando, marcando caminos y nuevas rutas. Se dedicaron también algunas, sin dejar el Eje común, a otras profesiones, pero todas ligadas a las actividades físicas.

foto promociónCada una de estas mujeres han tenido sus trayectorias y por fin también han sido capaces de hacer un encuentro a los 43 años. Este encuentro no ha sucedido en una cancha deportiva, ha ocurrido en Madrid. Un encuentro en el que no se han pasado la pelota, un encuentro donde no ha habido silbidos de protesta, ha habido sollozos de alegría porque la mayoría no nos reconocíamos. Nos corría por las venas algo en común eso lo hemos detectado encontrado y colocado en ese pebetero que como la antorcha de Olimpia encendimos en el Castillito hace 43 años.

Habría que reflexionar algo más sobre este encuentro. Con su grano de arena que comenzando por su presencia, han hecho posible este movimiento, desplazamientos de compañeras venidas de Cataluña, Andalucía, Valencia, Comunidad de Madrid, La Mancha, Aragón, Extremadura, Suiza, Italia… de amigas olvidadas con historias personales, con importantes éxitos profesionales, cada una con su antorcha particular pero esas antorchas bailaban a los aires de cada viento, y que ahora al placer de los Eolos Tramontanos, Elíseos, Levantes, Sirocos, Cierzos, Ostros, Leveches, Ponientes y Mistrales, ni sus fuerzas ni sus direcciones han sido capaces de apagar esa Antorcha encendida en nuestro Castillito y que seguirá encendida pero ahora con nuevos valores, nuestros años vividos .

Carmen Quílez García,

Licenciada en Educación Física y jubilada.

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