Publicado el: Lun, 13 Oct, 2014
Nuestro Patrimonio

La situación de los cañones hallados junto al Puente Zuazo provoca indignación

cañones zuazoLa reciente aparición de unas fotografías donde se muestran a la intemperie los cañones napoleónicos hallados en 2009, está levantando ampollas ciudadanas.

Bajo las abandonadas infraestructuras del Parque de la Historia y el Mar, prácticamente a la intemperie. Así es como se encuentran los cañones hallados por casualidad en las inmediaciones del Puente Zuazo, cuando los lodos dejaron a la luz este importante patrimonio mueble durante las obras del tren-tranvía metropolitano en 2009.

En aquel momento supusieron toda una revelación. Los cañones, que presumiblemente formaban parte del Caballero Suazo -fortificación defensiva que protegía el puente desde el lado de la Isla- constituían un total de diecisiete más dos proyectiles hallados junto a ellos. Se entró entonces a debatir cuál era el lugar más adecuado para su exposición, si la capital gaditana o la Isla de León, lugar al que siempre pertenecieron y donde finalmente se estableció su destino de manera formal tras una reunión que el delegado municipal de Cultura mantuvo en 2011 con la entonces responsable provincial de esta materia, Yolanda Peinado. Las piezas de artillería debían exponerse en el Real Carenero del Puente, que en aquel momento preveía su puesta a punto de cara a los eventos del Doce.

Restos del Caballero Suazo, fortificación a la que presumiblemente pertenecieron las piezas /Alejandro Díaz

Restos del Caballero Suazo, fortificación a la que presumiblemente pertenecieron las piezas /Alejandro Díaz

De forma paralela a las negociaciones institucionales fueron restaurados los cañones por los profesionales de la empresa Aula 3, quienes llevaron a cabo un exhaustivo proceso con cuatro fases perfectamente diferenciadas: eliminación de la capa calcárea mediante herramientas tales como cinceles y punzones, limpieza de cloruros a efectos de consolidación, transformación de óxidos por otros menos agresivos que potenciasen una mayor consistencia y, finalmente, la fase de protección que conferiría a los cañones el aspecto que presentan actualmente. Al menos el que presentaban al concluir esta intervención costeada 138.000 euros procedentes de la Consejería de Obras Públicas bajo la supervisión de Cultura.

Castillo de San Romualdo, que acogió los cañones entre 2011 y 2013/ Alejandro Díaz

Castillo de San Romualdo, que acogió los cañones entre 2011 y 2013/ Alejandro Díaz

La inminente festividad del 24 de septiembre del 2011 fue el momento para que, ya restaurados y con un destino claro, fueran trasladadas las piezas al Castillo de San Romualdo para su almacenamiento temporal dadas las buenas condiciones arquitectónicas y ambientales del inmueble. El edil de Cultura, Fran Romero, abrazó públicamente el acontecimiento indicando que así se completaba "la incorporación a la ciudad de un valioso legado intrínsecamente ligado a su historia por haber contribuido en su momento al despliegue de las tropas enemigas durante el asedio francés".

Parecía un final feliz, pero las circunstancias dieron un giro inesperado cuando dos años más tarde empezaron a surgir voces ciudadanas que denunciaban el abandono de este patrimonio en los exteriores del Castillo de San Romualdo, a la intemperie y sólo cubierto por una lona para garantizar su conservación. Unos envoltorios que, según afirmaron los expertos, podrían haber acarreado problemas debido a la acumulación agua -aquel fue un año de constantes precipitaciones-, pero tras un examen rápido se transmitió al pueblo la tranquilidad de que no existían daños mayores. Fue entonces cuando hallaron reposo definitivo en el Parque de la Historia y el Mar, en la carretera de La Carraca.

Las alarmas han vuelto a saltar ahora, año y medio después del traslado, en el contexto de las redes sociales, donde ciudadanos comprometidos con el Patrimonio comienzan a quejarse tras muchos meses sin mencionarse el tema, de la cuestionable conservación que presentan los cañones bajo lo que parece ser la marquesina de un aparcamiento, en las instalaciones del malogrado edificio cultural.

Real Carenero

Sea como fuere lo cierto es que a día de hoy no se ha logrado ejecutar ninguna de las iniciativas previstas. El Real Carenero del Puente, ya restaurado, continúa exento de actividad, el Puente Zuazo, segunda fase del Sitio Histórico, no manifiesta visos de consolidación ante lo elevado de la inversión necesaria. El Castillo de San Romualdo, tras años paralizado, parece que retoma su última fase de puesta a punto aunque sin contar aún con un plan de uso definido. Y los cañones, los mismos que tantos titulares protagonizaron hace sólo cinco años, van y viene de una punta a otra de la ciudad sin que los ciudadanos sepan a ciencia cierta qué les deparará el futuro.

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