La Isla celebra hoy la tradicional romería del Cerro para afrontar su declive
Hoy se celebra la anual romería en honor de los santos Servando y Germán, patronos de Cádiz y, en su momento, también de San Fernando, donde siguen conservando el co-patronazgo de la ciudad.
Los eventos organizados en torno a esta festividad, son algo que viene de lejos. Gozan de un aroma clásico para los nostálgicos, los más amantes de su tierra, y aunque en los últimos años haya perdido adeptos, sigue ocupando un lugar privilegiado en la memoria colectiva. Un honor que desde algunos círculos se intenta reactivar.
Este lugar, conocido como Cerro de los Mártires, es llamado así por ser donde, según la tradición, fueron degollados estos santos en año 290 d.C. En su recuerdo se alza hoy una ermita en la ladera de la montaña que preside cada año los festejos religiosos y sociales del domingo más cercano al 23 de octubre, con la salida procesional de San Servando y San Germán -actualmente acompañados por la Virgen del Carmen de Gallineras- y multitud de instalaciones que amenizan el día con actuaciones y degustaciones gastronómicas adquiriendo especial protagonismo el consumo de los frutos secos característicos del otoño.
El origen de la tradicional celebración
Pero... ¿cuál es el origen de tan isleña celebración? Para indagar en el germen de esta efeméride religiosa, hay que acudir al relato publicado por el desaparecido 'Heraldo de San Fernando' el 29 de octubre de 1927, y rescatado posteriormente por Joaquín Quijano Párraga en su obra 'San Fernando, Evocación de un Siglo'. Según esta crónica, fue el padre Ramón Jiménez, párroco de la también desaparecida Iglesia de San Antonio, quien, acostumbrado a rezar el Oficio Divino en el Cerro, determinó que éste debía de ser el lugar del martirio por interpretar como una señal divina "la insistencia con que un jilguerillo contemplaba sus oraciones desde lo alto de un lentisco". Transcurría el año 1830 cuando, tras sentir la corazonada, el citado sacerdote levantó un pilar conmemorativo rematado por una cruz y decorado con un azulejo con la inscripción: "San Servando y San Germán recibieron en este lugar el martirio".
No fue hasta medio siglo más tarde, cuando se iniciaron los trámites, cuenta Salvador Clavijo ('La Ciudad de San Fernando: Historia y Espíritu'), para la construcción de la primera ermita consagrada a los santos. La misma se adjudicaría al arquitecto Juan Morales por el Ayuntamiento, tras petición realizada por el Obispo Félix María de Arrieta y Llanos. En un hueco de la primera piedra colocada se guardaron "un tarro de cristal con una Bula de la Santa Cruzada, una caja de plomo con una moneda de plata de 5 pesetas y otra de plomo de 10 céntimos -ambas con el busto de Alfonso XII- y los periódicos de la capital correspondientes a ese día: 'El Comercio', 'Diario de Cádiz' y 'La Prensa Gaditana', dado que no existía en la localidad prensa propia".
Fue formalmente inaugurada el 23 de octubre de 1880 tras una procesión desde la Iglesia Conventual del Carmen integrada por representaciones oficiales de la capital y de la propia Isla, y presidida por el estandarte de la hermandad de los Santos Patronos. Un gran público arropó este acto que culminó en la nueva ermita con una misa auspiciada por el entonces obispo, Jaime Catalá y Albosa, y la posterior adoración de las reliquias de los santos portadas por los romeros. Una celebración que iría fortaleciéndose en años posteriores a tenor de las palabras del isleño José María Carpio en 'Heraldo de San Fernando': "Más agradable en invierno que en verano por la carencia de árboles. El lugar, plantado de árboles frondosos y con un buen camino para transportar con felicidad a la gente en carruajes, sería verdaderamente de los pocos que pudieran encontrarse en ninguna parte, mejor para la salud".
Durante la primera mitad del siglo XVIII, esta ermita sería enriquecida y ampliada, según explica Quijano Párraga, con casa para el santero, postes de cemento y alambrada para vallar el terreno y nuevas puertas de forja. La romería de octubre estaba entonces en auge, aunque el lugar también servía de auxilio espiritual para el personal militar y los habitantes de las huertas limítrofes durante los domingos.
Pocos años después, sería cerrada al iniciarse los trámites para construir una nueva, de fábrica muy similar, en la ladera del Cerro. Esta segunda construcción se inauguró en 1945, y entre sus cimientos fue enterrada la primera piedra de su antecesora tras ser finalmente derribada en el 51.
El Patrimonio escultórico
Entre las imágenes que procesionan anualmente durante la romería, además de la reciente incorporación de la Virgen del Carmen de Gallineras -imagen de candelero tallada por el isleño Francisco Cabrera en 1992-, tienen especial protagonismo, como no podía ser de otra manera, los santos Servando y Germán. La pareja escultórica cuenta con una interesante historia investigada y revelada hace no mucho por el reconocido historiador Fernando Mósig Pérez en su 'Historia de las Hermandades y Cofradías Isleñas', concretamente, en el capítulo dedicado a la extinta corporación que rendía culto a la Virgen de las Mercedes. En esta obra, imprescindible para los amantes de la historia local, se deja constancia de la fundación de la hermandad de Nuestra Señora de las Mercedes y los santos Crispín y Crispiniano, zapateros de oficio que por su fe cristiana recibieron martirio en Soissons (Francia) en el siglo III y acabaron siendo adoptados por el gremio como patrones protectores. El hermanamiento entre ambas devociones, la mercedaria y la gremial, se debe a la influencia de Cádiz, dado que allí habían llegado a fundirse, durante el siglo XVII, en la desaparecida iglesia de San Roque, lugar donde ambas recibían culto. Su homónima isleña, fundada en 1794 en la Iglesia del Santo Cristo, acabó trasladándose a la Iglesia Mayor, donde poco después se extinguiría. A pesar de ello, tanto la Virgen de las Mercedes como los patrones de los zapateros, continuaron siendo veneradas por sus devotos en un altar de madera blanca fileteada en oro situado a los pies de la nave del Evangelio, justo donde hoy se venera el Cristo de la Buena Muerte de los Servitas. Fueron estos últimos los primeros en retirarse del culto ya la segunda mitad del XIX y transformados, según Mósig Pérez, en San Servando y San Germán. Justo en la misma época en la que sería inaugurada la primera ermita del Cerro de los Mártires.
Constituyen pues el tercer simulacro isleño de los patronos gaditanos junto con el existente en la Iglesia Mayor Parroquial -con ambos santos, de origen carraqueño en el sentir de muchos, flanqueando el retablo neoclásico de San José-, y el expuesto al culto en la parroquia de La Ardila, de la que son titulares dos tallas realizadas por el isleño Alfonso Berraquero.
Patrimonio Histórico, Artístico, Etnográfico y Natural confluyen hoy en una fiesta centenaria que, pese a no pasar por su mejor etapa, continúa ocupando un espacio señalado en el calendarios de los isleños más nostálgicos. Isleños que transmitirán la tradición a sus hijos para que este legado se conserve y, con él, la identidad de todo un pueblo.








Excelente reportaje sobre la historia y dia del cerro. Me he enterado de cosas que no sabia. Enhorabuena al periodista que lo ha realizado. Don Alejandro Diaz Pinto