El bar la Nueva Bahía, conocido popularmente como La Bahía, situado en la calle Antonio López, esquina con General García de la Herrán, cerró en la noche del viernes sus puertas, con motivo de la jubilación de su último propietario, Manuel Gutiérrez. Fundado en 1872, en el número 1 de la calle Antonio López, como ultramarinos y güichi, muy propio en La Isla hasta hace un par de décadas. El bar ha resistido a lo largo de su historia los avatares de la desaparición de la industria que la rodeaba. El último, la desaparición del garaje y taller de la Seat, en la popular plaza de los Melones.

Tras una última reforma con motivo de la obra nueva de construcción de comienzos de la última década, siguió conservando sus barriles de roble y el rico bienmesabe tan característico del tapeo.

Clientes de muchos años celebraron el viernes la vida del local y disfrutaron de las últimas horas, aunque con el pesar que supone la ausencia de enriquecidas tertulias y el hecho de brindar a pesar de ellas. La rica cocina de Gloria y Nena, con ese bienmesabe, los flamenquines o las mismas albóndigas en salsa o el menudo, ya forman parte de la historia de este local, enmarcado en una zona que ha ido perdiendo fuerza con el cierre de negocios y empresas, aunque el cierre de La Bahía se debe a la jubilación de Manuel y al merecido descanso.