Los trabajadores de Navantia se echan a la calle en demanda de una carga de trabajo, que no llega
Los trabajadores del astillero de Navantia en San Fernando, unas 3.000 personas junto con isleños y colectivos que se han sumado a la marcha, han realizado una manifestación pacífica de una alta participación exigiendo compromisos y carga de trabajo para el astillero isleño y con gritos pidiendo carga de trabajo.
Por el temor a que volvieran a producirse daños en la carretera de acceso al Arsenal de la Carraca y Navantia, se han retirado todas las farolas del entorno de la factoría.
Una gran pancarta con el eslogan: 'Trabajo para la Bahía ¡ya!, Navantia San Fernando', abría la manifestación, con muchos de los manifestantes luciendo caretas de José Loaiza, alcalde de San Fernando y presidente de la Diputación Provincial de Cádiz, como forma de llamar la atención al Gobierno del PP y todo ello después de que el comité de empresa lanzara un comunicado rechazando las palabras de Antonio Sanz un día antes.
La manifestación ha tenido una primera parada en la Plaza del Rey, ante el Ayuntamiento isleño, donde los trabajadores, además también de personal del Hospital de San Carlos, han realizado una sentada, mostrando también su convencimiento de que 'No nos van a cansar', mientras pedían carga de trabajo.
Curiosamente, esta manifestación ha coincidido con la vista oral por los hechos del pasado mes de noviembre, donde intervino la Policía Nacional y donde quedó destrozada la reja de la sede del PP, por lo que el presidente del comité, José Antonio Oliva y varios trabajadores no han podido participar de esta manifestación, que ha transcurrido de forma pacífica y sin incidentes.
Los astilleros públicos españoles viven hoy una jornada de protesta en demanda de carga de trabajo. Los trabajadores de las seis plantas, junto con las oficinas centrales de Madrid, han sumado fuerzas para echarse a la calle y reclamar la salvación de la empresa.
El Consejo de Administración de Navantia abordará el resultado del ejercicio económico de 2012, con una previsión de pérdidas de 110 millones de euros antes de impuestos, justo el doble de las registradas en 2011.







