Publicado el: Lun, 11 Feb, 2013
Al Liquindoi

Atentado contra el patrimonio municipal y propio del Carnaval

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El Carnaval aporta una gran suciedad de papelillos en el suelo, pero es lo de menos. Lo peor de todo lo constituye la venta de botes de pintura en spray que los menores manejan como si fuera un juego y que terminan apareciendo pintadas en la fachada del Ayuntamiento, un monumento declarado Bien de Interés Cultural.

Además, las pintadas aparecen en solería de la calle Real y esto sólo ha sido el primer fin de semana de Carnaval. Ahora, habrá que esperar a los efectos de que la fiesta termine.

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