Publicado el: Sáb, 8 Sep, 2018
Opinión

Una formación de origen tropical

Bosque colindante a la laguna de La Paja en el invierno de 2.010, suele estar inundado en los periodos de lluvia.

La silueta de muchos árboles y arbustos nos permiten distinguir a una especie de la otra en muchas ocasiones, sin necesidad de mirar sus hojas, acículas o frutos, pues son tan claras, que de manera simple y a lo lejos podemos figurarnos de que clase de especie forestal se trata. Una de ellas es el pino piñonero, de nombre científico pinuspinea, y que es el único de la familia, por lo menos en la zona, que tiene una copa aparasolada, a diferencia del pino carrasco (p. halepiensis) o el marítimo (p. pinaster) los otros dos más o menos abundantes por nuestra área occidental andaluza. Pero dicha silueta, no sólo nos permite saber de qué árbol se trata, sino que también deducir su origen terciario, cuando el clima de la Europa mediterránea era de carácter tropical.

Los pinos piñoneros suelen habitar en terrenos arenosos, como éste de La Algaida en Puerto Real.

Pero vamos por pasos, del por qué los científicos y expertos se basan en algunas deducciones para expresarse en dicha opinión. La primera de ellas, es precisamente la mencionada forma de su copa, aparasolada, como ya hemos dicho, y que guarda un aspecto similar a las acacias que se pueden observar en las típicas imágenes de la sabana africana.Esto se debe principalmente, a la presencia numerosa de grandes herbívoros de carácter gregario, comunes en este tipo de ecosistema abierto, en el que es más difícil defenderse de los depredadores. Los árboles de sabana, para evitar que los ungulados, gacelas, elefantes y demás, lleguen con facilidad a sus hojas, lo que supone una merma para la fotosíntesis del árbol, alcanzan grandes alturas, y desarrollan toda su hojarasca en la zona más alta del mismo, sin dejar ramas a media altura. Otro síntoma del origen sabaniforme del pino piñonero es precisamente su formación general, bastante más abierta que la del resto de pinos, cuyos bosques suelen ser más cerrados, y sus copas más pegadas entre unos y otros; en el caso de nuestros pinos, los pies de árboles suelen estar bastante separados el uno del otro si la formación es natural. Otro caso es de los clásicos bosques de repoblación en terrenos arenosos y de dunas, tan típicos de nuestra zona, por lo que generalmente, si se trata de una formación cerrada, probablemente, tenga un origen antrópico. De hecho, los bosques de pinos piñoneros naturales, suelen ser formaciones muy despejadas, donde se deja crecer a toda clase de arbustos y matorrales, siendo una foresta muy rica en este aspecto, a diferencia del resto de pinos, donde la acidez del terreno producida por las acículas, no deja lugar a que crezca nada por debajo.

Palmitos y lentiscos suelen ser los acompañantes habituales en los bosques de pinos piñoneros.

Otro aspecto típico a remarcar en nuestra zona gaditana precisamente, es la formación típica de pinos piñoneros junto al palmito, nuestra pequeña palmera autóctona, y que guarda una cierta semejanza con los bosques secos de pinos elliotti y palmas serrucho del sur de Florida en Estados Unidos, que también tienen un origen Terciario. Además, es una formación abierta, propia de terrenos arenosos, y resistente a los fuegos, al igual que los de aquí. Asimismo, ambas especies de pinos, son de acículas largas, y grandes piñones. Precisamente, es el fruto lo que indica también que es la especie de pino menos adaptada al clima templado actual de la Europa Mediterránea, pues se suele desarrollar al tercer año de vida, a diferencia del resto de la familia. Para terminar, destacar que aunque la formación de pinos y palmitos prefieren terrenos arenosos o arcillosos, secos generalmente, y con largos periodos de sequía para crecer, también podemos encontrar bosques inundables durante los inviernos lluviosos, normalmente, a causa de los reboses de la cuenca o lagunas endorreicas cercanas, como sucede en la de La Paja, justo al lado de la antigua fábrica de Polanco en Chiclana, o en el Río San Pedro, donde hay un sistema lacustre de agua dulce poco conocido para el público en general.

Bosquete en la zona de las Mogarizas, Chiclana. Aquí podemos observar la típica formación abierta sabaniforme, y las copas aparasodas, cuales acacias.

No obstante, y aunque en lo que nos afecta a nuestro parque natural, es el propio pino piñonero, lo cierto es que en nuestra provincia, no es la única especie que tiene un claro origen tropical, y de sabana, en las cercanías, sobre todo en la comarca de La Janda, los acebuches (olea europea var. Sylvestris), tiene una formación abierta rica en gramíneas, similares también a otras formaciones del género olea del África subsahariana. Y es que lo cierto, es que el análisis del origen de muchas especies vegetales permite determinar el pasado climático de nuestra zona, así como comprender la fácil adaptación a ellade muchas especies de origenafricano, como ha sucedido con el elanio azul, la garcilla bueyera o el vencejo cafre entre otros. Y es que cuando hablamos de nuestra tierra gaditana como un nexo de unión entre África y Europa, no es sólo un tópico, sino que además, es uno de los principales lugares de la región paleartica, de clima templado, que guarda un mayor número de especies y formaciones de origen tropical, como sucede con las especies mencionadas o las lauroides de Los Alcornocales. Sin duda un milagro de nuestro clima y situación geográfica, que permite humedades abundantes, periodos de sequías prolongados y temperaturas templadas, que recuerdan a muchos lugares del trópico. Aunque por desgracia, incendios y urbanismo descontrolado, una vez más, ponen en peligro unos ecosistemas, auténticos y únicos en el resto de Europa. Y es que la falta de conocimiento, miseria laboral, y dinero fácil son una mala combinación para la concienciación medioambiental.

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