Desde que nací, fui criado por mis padres y mi familia en el arte de querer a sus Majestades los Reyes Magos de Oriente.

Puedo decir que soy de esas personas que nacen con el privilegio de haber visto a los Magos de Oriente. Melchor, Gaspar y Baltasar siempre están en mi vida, en mis comidas, en mis fiestas, en mis veranos y en mis inviernos.

¿Será este el motivo por el que este año, soy el Heraldo Real de esta nuestra querida Isla de León?

Desde pequeño he aprendido a limpiar sus coronas y preparar sus turbantes, a reponer los adornos de sus ropajes, pero este año esta no será mi misión. Este año Melchor, Gaspar y Baltasar me han pedido que sea yo el que encarne al Heraldo Real y recoja las Cartas de los niños y de los no tan niños. Este año yo será el que a forma de Cartero, lleve hasta la Soberana Presencia de ellos tres, todos los deseos y peticiones de los isleños. La Isla, qué bonito nombre para una ciudad que sabe mirar al mar, al Azul del mar, lugar que tanta magia despierta y tantos suspiros se lleva. Azul, será azul mi vestimenta que hemos preparado para llegar hasta San Fernando. Azul de Reyes, Azul de la Verdad y sobre todo Azul de Caridad.

La magia de los Magos a mí y a toda mi Corte nos cubrirá con su gracia eterna y subidos en Cabalgata de la Ilusión recogeremos las Cartas.

En ellas se pedirán juguetes, perfumes para las mamas, móviles y aparatos electrónicos con la última tecnología. Pero también habrá cartas en las que algún que otro pequeño pida a los Reyes un trabajo para sus padres, la salud para algún familiar enfermo y la reconciliación con alguien con el cual no se habla desde hace tiempo. Por pedir cada uno es libre de solicitar lo que desee, pero no solo es lo material lo importante en esta vida. Yo os daría un consejo muy importante a la hora de hacer vuestra misiva a los Reyes Magos y es que nos acordemos del prójimo, del familiar que lo necesita, del amigo que sabemos que lo está pasando mal y por supuesto que abramos nuestros corazones a querer a los demás como deseamos que nos quieran a nosotros.

Quisiera dar las gracias a La Isla entera por sentir el espíritu solidario y contribuir con el Heraldo. Las cartas a los Reyes en esta ciudad se escriben con tinta de Amor y Caridad, las carta aquí se escriben con Compromiso y Solidaridad con los demás.

En la tarde de la Cabalgata que saldremos a recoger las cartas y en la Plaza Iglesia a saludar a todos los pequeños y pedir permiso a la Señora Alcaldesa para que sus Majestades los Reyes Magos de Oriente puedan llegar a San Fernando en Cabalgata, repartiendo miles de caramelos y por la noche entrar en cada uno de los hogares isleños. Me acompaña una Corte de Pajes muy especiales, un grupo de personas que aman y quieren a los Magos igual o más que yo. Un grupo de mujeres y hombres que no han dicho que a no a mi petición de acompañarme en esta hermosa misión de ser el enviado de los Reyes Magos, recoger las cartas y anunciar su llegada.

Unos meses en los que hemos trabajado extendiendo esta ilusión en forma de Carta Solidaria que ha dado sus buenos frutos, meses de recogida de caramelos para endulzar la tarde más esperada por los niños.

Hoy esperamos ver las sonrisas de todos, la ilusión, los nerviosismos de pequeños y mayores. Desde los que aún van en brazos de sus padres, hasta los abuelos que con lagrimas en sus ojos esperan que el Heraldo anuncie que Melchor, Gaspar y Baltasar ya están casi a las puertas de San Fernando y les lleve sus cartas para saber las peticiones de los isleños, a todos os espera este aprendiz de Heraldo, que quiso vestir su humanidad con la Divinidad del color azul y así anunciar que tres locos que siguieron a una Estrella, ya están en La Isla de León y esperan vivir eternamente en los corazones de todos.

Gracias San Fernando, por amar a los Reyes Magos y hacer que esta ilusión de la Magia nunca se acabe. Gracias de todo corazón de parte de este Heraldo Azul y que la magia de 'ellos' no nos falte, como ya publiqué el año pasado en este periódico a través de otro artículo.

Dedicado a los ojos más limpios que en vida he visto, los de mi madre.

El Heraldo Azul